Es importante corregir información sobre el Banco Central Europeo que se está propagando en los
círculos económicos y financieros dominantes (tanto en la Unión Europea como en España) y que no
refleja correctamente la naturaleza de tal institución. Comencemos por la elevada prima de riesgo
española, la cual se atribuye a la especulación de los mercados financieros en contra de la deuda
pública del Estado español, lo cual no es cierto.
Que los mercados financieros especulen es intrínseco
a la manera cómo funcionan tales mercados. Pero, repito una vez más (ver mis artículos sobre este
tema en mi blog) que la institución que es responsable y que determina los intereses de la deuda
pública española y otros países de la Eurozona es el Banco Central Europeo (BCE) que, durante más
de cinco meses, no ha comprado deuda pública. Esta es la razón de que la prima de riesgo española
esté por las nubes. Mientras el BCE no compre deuda pública española, ésta continuará vulnerable a
aquella especulación. El único (repito, el único) que puede hacer descender la prima de riesgo es el
BCE. Intentar bajar el déficit público, recortando y recortando, para dar “confianza a los mercados”, es
o una frivolidad que refleja una enorme ignorancia de cómo funciona el sistema financiero en la
Eurozona o una manipulación para hacer creer que los recortes son necesarios para bajar los
intereses de la deuda pública.
La segunda clarificación que necesita hacerse es explicar que el hecho que el BCE sea la única
institución que puede hacerlo es porque es la única institución que puede imprimir dinero sin ningún
límite. Puede, por lo tanto, comprar tanta deuda pública como quiera. Ninguna otra institución puede
hacer esto.
La tercera clarificación es que el hecho de que el BCE no compre deuda pública de España (y de
Italia) se debe a que desea utilizar su presión para que los gobiernos de estos países tomen medidas
que son altamente impopulares (porque dañan los intereses de sus clases populares) y que desea
aplicar a fin de optimizar los intereses que representa. El BCE es un lobby de la banca europea y muy
en especial de la banca alemana y del Bundesbank (el Banco Central Alemán). Y tales grupos de
presión tienen su propia agenda que incluye 1) evitar la inflación por todos los medios 2) conseguir
que se les pague a los bancos alemanes los intereses de la deuda que poseen y que puedan
recuperar el dinero prestado 3) alcanzar la privatización de las pensiones como siempre ha deseado
la banca 4) lograr la privatización de las transferencias y de los servicios públicos del Estado del
Bienestar tal como siempre han deseado la banca y las compañías de aseguramiento privado 5)
disminuir los salarios como siempre han deseado la banca y la gran patronal y 6) diluir la protección
social como también siempre han soñado la banca y la gran patronal. Estos objetivos raramente
aparecen explícitos en las declaraciones de autoridades financieras alemanas o del BCE (aunque
sorprendentemente aparecen con mayor frecuencia a medida que pasa el tiempo). Los argumentos
que utilizan retóricamente es la necesidad de que los Estados tengan un “comportamiento de rigor y
seriedad fiscal”, demanda, por cierto, que nunca hacen a los bancos. El BCE prestó un billón (sí, un
billón de euros) a la banca sin ponerle ninguna condición (repito, ninguna condición). En cambio,
ponen tales condiciones cuando compran deuda pública.
La cuarta clarificación es que el BCE no es un Banco, ni tampoco un Banco Central. He detallado ya
en varias ocasiones que el BCE no es un Banco Central (“El Banco Central Europeo no es un banco
central: ahí está el problema de la crisis de la deuda pública”). Pero, debe aclararse que el BCE no es
un Banco tampoco, o al menos no es un Banco comercial. Los bancos comerciales deben tener una
reserva y deben mostrar que no tienen pérdidas o una balanza desequilibrada. Pero el BCE no tiene
por qué poseer tal reserva o tal preocupación, pues puede imprimir tanto dinero como desee. Como
bien señala Paul De Grauwe un Banco Central no se puede colapsar (“Only the ECB can stabilise the
Eurozone”, Social Europe Journal, 31.07.2012). Y la razón de ello es porque puede imprimir dinero.
Pues bien, el Banco Central Europeo puede imprimir tanto dinero como desee y por lo tanto no se
puede colapsar. Y el hecho de que el Estado español pueda colapsarse se debe a que no tiene un
Banco Central que pueda imprimir dinero. El BCE podría ser o actuar como el Banco Central de
España o de los otros países miembros. Pero no lo hace porque quiere presionar a los Estados a que
apliquen lo que los dirigentes del BCE desean. De ahí que el argumento que el propio BCE utiliza con
cierta frecuencia (que necesita tener reservas) es erróneo o falso, como también señala Paul de
Grauwe. El único límite que tiene el BCE (como otros Bancos Centrales) es el riesgo de crear inflación
debido a la abundancia de dinero. Pero tal como están las cosas, el peligro mayor que tiene la
Eurozona no es la inflación sino la deflación, es decir, lo opuesto.
La quinta clarificación es que el BCE imprime euros, que no los paga el Bundesbank. Este último ha
contribuido a crear una gran confusión al indicar que es el “mayor contribuidor al BCE”, frase que es
incorrecta pues el BCE no es el Banco Mundial. El euro es una moneda única, es decir una síntesis de
todas las monedas de los países de la Eurozona. Pero cuando se dobla, por ejemplo, el número de
billetes, no quiere decir que el Bundesbank contribuye el doble. El Bundesbank no contribuye nada.
Tiene que garantizar, como lo tienen que garantizar todas las entidades públicas financieras de los
Estados de la Eurozona, que la impresión de dinero no conlleve efectos negativos como el ya citado
de la inflación. Pero esa imagen de que el Bundesbank es el que paga o sostiene el euro no es cierta.
Cuando el BCE ha comprado deuda pública española, el Bundesbank no ha aportado nada. Esta
imagen de que el pensionista alemán está financiando (a través de la compra de deuda pública por
parte del BCE) al pensionista español es una maliciosa y profundamente errónea imagen que la
prensa alemana conservadora y neoliberal está propagando para calentar los ánimos.
La sexta clarificación es que el Estado alemán tiene excesivo poder consecuencia de que otros
Estados como Francia, Italia o España han dejado que lo tenga, a pesar de que, por ejemplo, suman
todos juntos un PIB mucho más grande que el de Alemania. Si hubiera una respuesta coordinada y
contundente de estos tres Estados, Alemania tendría que ceder. Y uno de los cambios más
importantes sería el cambio del BCE, transformándolo en un auténtico Banco Central. Que ello no
ocurra se debe a la complicidad existente entre los establishments de los países de la Eurozona que
prefieren el sistema actual que les permite alcanzar sus objetivos mediante el mantenimiento del BCE
tal como es. Y si no se lo cree, espere y pronto verá como el BCE pondrá como condición para salvar
la deuda pública de España que el Estado español privatice todo lo que sea público, desde las
pensiones a los ferrocarriles públicos del Estado (que es lo que desea la banca y la gran patronal), lo
cual tiene poco que ver con las funciones de un Banco Central.
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