viernes, 28 de septiembre de 2012

Fuerte discusión entre Berlín y Madrid por el rol del Banco Central Europeo

Las diferencias entre funcionarios de las administraciones de Angela Merkel y Mariano Rajoy. El viceministro de Exterior español, Íñigo Méndez de Vigo, le respondió al vicecanciller alemán que el BCE tiene que "poner fin a los intereses absurdamente elevados para los títulos de deuda española". El funcionario germano había afirmado que el Banco Central no debe financiar deudas estatales. En una discusión transmitida por medios de Berlín, Méndez de Vigo remarcó que Alemania "se ha beneficiado como ningún otro país con las exportaciones dentro de la UE". Además, recordó la historia de la postguerra al mencionar que "tras la II Guerra Mundial se ayudó mucho a Alemania en una situación mucho más complicada. Muchos países hicieron sacrificios financieros en favor de Alemania. Es algo que Alemania no debería olvidar". Al mismo tiempo, el viceministro advirtió, a través del periódico Bild, a políticos alemanes del peligro de provocar la quiebra de Grecia mediante un debate público. "Considero que es muy peligroso lo que está pasando ahora en Alemania. Uno tiene la sensación de que algunos políticos quieren desencadenar la suspensión de pagos con sus declaraciones. Me pregunto si son conscientes de las consecuencias". El miembro del gobierno de Mariano Rajoy aseguró que la situación en su país es muy diferente de la de Grecia y demandó la intervención del Banco Central Europeo para poner coto a las tensiones en los mercados que atenazan a España. "La situación es grave. El BCE tiene que actuar y mostrar firmeza", insistió. El funcionario opinó que "nuestra economía es fuerte, el Estado funciona y estamos afrontando los problemas. Pero ahora tiene que moverse el Banco Central Europeo para poner fin a los intereses absurdamente elevados para los títulos de deuda española". Méndez de Vigo hizo así alusión al ministro de Economía y vicecanciller alemán, Philipp Rösler, quien días atrás habló abiertamente de la posibilidad de que Grecia abandone el euro. El estadista de Angela Merkel fue controversial al decir que "en mi ministerio hemos hecho la experiencia sin embargo de que el gobierno griego ha concretado pocas cosas", según el dirigente. Así generó inseguridad en los mercados e indignación en Atenas al afirmar que ya no le asusta una posible salida de ese país del euro. Rösler discrepó con el español del rol del BCE, que debe seguir siendo independiente, según cree: "La tarea central del BCE debe ser el mantenimiento de la estabilidad del valor del euro, no la financiación de las deudas estatales". A lo que añadió que "sólo lograremos confianza en la eurozona si se mantiene de forma consecuente la disciplina presupuestaria y si se aplican de manera decidida las reformas estructurales". El jueves, el presidente del BCE, Mario Draghi, manifestó la intención del banco de defender el euro con todos sus medios, lo que fue interpretado como una posibilidad de que la entidad vuelva a comprar deuda de países en problemas como España o Italia. Por último, el viceministro de Economía alemán criticó a las calificadoras de riesgo. Al respecto, opinó que "se ha demostrado que saben muy poco, no ven todo y a menudo de manera unilateral, no ayudan lo suficiente. Ya no ocurre más que se vea a las tres grandes agencias como dioses del mercado". En esto último coincidió el ministro de Finanzas germano, el demócrata cristiano Wolfgang Schaeuble, que no espera que Alemania tenga que pagar intereses más altos por su deuda tras el anuncio de Moody's

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