lfredo R. Mendizabal.- El Banco de Francia vaticina recesión para el otoño en ese país. El Banco de
Inglaterra predice un crecimiento cercano a cero para este año. El ministerio de Economía de
Alemania anuncia que la producción industrial ha caído en junio un 0,9%, y la prensa de ese país
alerta de lo que se veía venir y muchos habían anticipado: que cuanto más duren los problemas de los
países del sur, peor se le van a poner las cosas a los del norte al no poder sostener con sus
importaciones el boom que han disfrutado. El INE da cuenta de que la producción industrial ha caído
también en España, pero además por décimo mes consecutivo.
La empresa Adecco confirma que las
posibilidades de empleo en la zona euro no pintan muy halagüeñas hoy por hoy. Uno de los
arquitectos del euro y antiguo economista jefe del BCE, Otmar Issing, cree que el euro se puede
salvar, pero que algunos países podrían verse obligados a salir. El ex primer ministro británico Tony
Blair le confiesa al diario Die Zeit sus temores de que el Reino Unido pueda irse de la Unión Europea.
Una encuesta del diario The Daily Telegraph da una aplastante mayoría del 56,73% de lectores que
creen que el euro se va a desintegrar, más otro 30% que ya ve a Grecia fuera de la moneda única.
Todas estas noticias de las últimas horas y otras cuantas por el estilo parecen diseñadas para
desmoralizar el mes de agosto. Pero hay otra cara más optimista de la actualidad.
En medio de tantas estadísticas negativas, otros analistas ven datos positivos, y los destacan.
Es lo
que le pasa a Peter Coy, redactor jefe de Economía de la revista Business Week. Sólo el título de su
último artículo refresca este agosto de fuego: 'A la chita callando, partes de Europa se han hecho más
competitivas'. Una ampliación del enunciado: 'Se ha pasado por alto en la crisis financiera de Europa
que algunos de los países con mayores problemas han mejorado su competividad internacional
desde el comienzo de la crisis en 2008, y lo han hecho sin hacer ruido'. Algunas de sus
observaciones, señaladas por otros expertos anteriormente pero que en este artículo se convierten en
tendencia: 'Esos países han reducido sus importaciones y aumentado sus exportaciones. El déficit
comercial de España es ahora una cuarta parte del que era antes de la crisis. Italia tuvo en mayo un
superávit de mil millones de euros. Irlanda ha recortado sus costes laborales de forma impresionante.
Incluso Portugal se ha hecho menos dependiente del capital extranjero, como destacó hace poco el
Fondo Monetario Internacional'.
Al margen de los datos macroeconómicos, Coy acumula a continuación otras actividades
empresariales concretas. Todas son conocidas, aunque al ponerlas juntas proporcionan otra
perspectiva a la crisis, más sugerente como signo de que las cosas algún día tendrán que ir a mejor:
'La efervescencia durante la primera década del milenio se basaba en algunos puntos fuertes reales.
Incluso ahora, con costes de endeudamiento al alza y con los mercados internos en contracción,
muchos campeones europeos de la exportación están obtenido resultados admirables. Un consorcio
español ganó hace poco una contrata para construir una línea de alta velocidad en Arabia Saudita,
entre Medina y La Meca.
El imperio textil Zara, también español, tiene tanto éxito internacionalmente
que Amancio Ortega, que fundó la matriz Inditex, ha empujado a Warren Buffett al cuarto puesto en la
lista Bloomberg de multimillionarios. Unos astilleros italianos, Fincantieri, han ganado una licitación
para construir un par de trasatlánticos de lujo para Viking Ocean Cruises. AgustaWestland, otra
empresa italiana, está vendiendo helicópteros a Argelia. Y la lista sigue'.
El artículo no pone todo de color de rosa, naturalmente. Pero aplaude el modo en que algunos países
se han acomodado al hecho de no poder aumentar su competividad por medio de la devaluación,
como hacían antes de pertenecer a la moneda única:
'La devaluación interna está empezando a
corregir los desequilibrios de Europa, aunque sea gradualmente'. De acuerdo con los últimos datos
del BCE, Alemania es el país número uno en aumento de competitividad armonizada a largo plazo: ha
mejorado un 14% desde 1999. Pero en cuanto a datos reales del año pasado, el campeón es Irlanda,
que mejoró un 7%. En el periodo de crisis 2008-2011, al menos seis países han mejorado su
competitividad respecto a Alemania por vía de los costes laborales: Hungría, irlanda, España,
Portugal, Italia y Grecia.
Este proceso, reconoce Coy, tiene un límite, porque no se puede reducir el salario a niveles
insoportables que además provocarían un desplome de la demanda.
Por tanto, el otro ingrediente que
faltaría ahora es permitir algo de inflación, a lo que se opone Alemania. Y en todo caso, la
supervivencia del euro en estos momentos pasa por la receta del éxito de Zara aplicada a países
enteros: convertirse en modelos de trabajo bien hecho, barato y bien gestionado. 'Ya están en ello,
pero la cuestión es si pueden hacerlo con la rapidez suficiente como para evitar que todo esto se vaya
por el precipicio'.
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