martes, 31 de julio de 2012

El rescate a los bancos manda a España al drama de la prórroga en ‘The Economist’

El pasado fin de semana, Mariano Rajoy convocó a los medios de comunicación en el Salón de Columnas del Palacio de la Moncloa con motivo de la ayuda europea a los bancos españoles, justo antes de volar hacia Polonia para presenciar en directo el debut de la Selección en la Eurocopa. El presidente se esforzó en comunicar que el trabajo estaba hecho, que el crédito suponía el pitido final del agónico partido que la economía española llevaba semanas jugando en Europa. Sin embargo, la escalada de la prima de riesgo y del bono a diez años han dejado claro que España aún no puede respirar aliviada: mientras la Selección afrontaba su segunda cita, el partido económico se iba a la prórroga. 
Así lo afirmó el prestigioso semanario británico ‘The Economist’, que dedicó este jueves un largo reportaje a la situación económica española en un repaso que no deja a nadie en buen lugar. Desde el desencuentro entre Rajoy y Barroso sobre quién presionó a quién a los famosos “hombres de negro” negados por Montoro, ningún acontecimiento reciente se queda fuera. Sin olvidar el ya célebre SMS del presidente del Gobierno afirmando que “España no es Uganda” y que ha sido repetido en la prensa internacional, que ha llegado incluso a hacer sangre con las comparaciones entre ambos países. 
De la burbuja inmobiliaria a las fusiones de cajas 
El semanario británico se recrea con todo detalle en el largo camino de la crisis española, haciendo especial hincapié en la “sobrebancarización” de un país que llegó a tener una sucursal por cada mil habitantes. Las crítica es especialmente dura con las entidades cuyo “miedo a admitir pérdidas” supone un freno para que los precios de las viviendas bajen en la misma proporción que lo hicieron en Irlanda. Tampoco José Luis Rodríguez Zapatero queda fuera del blanco de ‘The Economist’, que afirma que “tuvo muchas oportunidades para limpiar el sistema financiero, pero en lugar de recorrer ese camino prefirió arrastrar los pies”. El dedo se hunde especialmente en la llaga de las cajas, “controladas por barones regionales que las utilizaban para su beneficio político”, cuya gestión fue “un fracaso de dimensiones épicas” y donde “la norma eran las grandes retribuciones y los pactos dorados”. 
Un repaso puntuado por notas de color como el caso de Isabel Cambronero, bailarina profesional y miembro de la comisión de control de la CAM que afirmó que “nadie les dijo que hubiera una crisis”. Respecto al proceso de fusiones de cajas, ‘The Economist’ sentencia que solo ha servido para sumar sus respectivos problemas, siendo Bankia el ejemplo más evidente. 
El reportaje destaca que el préstamo europeo de hasta 100.000 millones no sirve para romper el círculo vicioso en el que España y sus bancos se han visto atrapados. Con la fuga de inversores extranjeros, las entidades nacionalizadas están comprando cada vez más deuda pública, y “cuanto más huyen los inversores, menos sostenible es el sistema”. Además, aunque los bancos se encuentren algo mejor, “tienen demasiado miedo a correr riesgos como para conceder créditos a empresas que podrían crecer”. 
Con España sufriendo en los mercados y unas elecciones griegas que podrían intensificar la agonía de la ‘zona euro’, el ánimo del país solo cuenta con la Selección de fútbol para abrir algún puntual paréntesis de alivio. Sin embargo, el partido que realmente importa se ha ido a la prórroga. Nadie quiere pensar en la posibilidad de los penaltis.

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