miércoles, 25 de julio de 2012

La semana de los Bancos Centrales: La Reserva Federal mueve ficha

El lunes, el Banco Central Europeo (BCE) anunció que no hizo compras de deuda periférica la semana previa. El volumen acumulado de activos de deuda bajo el programa de compra de activos (SMP por sus siglas en inglés) baja hasta un total de 210.500 millones de euros por la amortización de 1.364 millones. 
A pesar de la presión que se sigue ejerciendo sobre el BCE para que compren activos de deuda soberana parece que no están dispuestos a hacerlo hasta que no se haga a través del EFSF/ESM. Benoît Coeuré, miembro del Comité Ejecutivo del BCE, fijo la posición de la entidad al dar su apoyo a que el ESM se implique. Se parece al juego de la patata caliente, la deuda periférica quema las manos… El martes se publicaron las Actas de la última reunión del Reserve Bank of Australia (RBA) que muestran que hay “evidencias claras que sugieren una ralentización de las condiciones económicas globales y un aumento considerable de la incertidumbre sobre el futuro de Europa”. Los miembros del RBA juzgaron que una reducción en la tasa efectiva de 25 puntos básicos hasta el 3,50%, combinado con las reducciones anteriores, significaría que “la política monetaria podría proporcionar una medida de estímulo que se espera que fluya a través de la economía nacional en los próximos meses”. El miércoles, el Norges Bank tal y como se esperaba mantuvo sus tipos de referencia en el 1,50%.
 El comunicado señala que “el nivel de incertidumbre en Europa ahora es mayor de lo que ha sido durante mucho tiempo. Aunque la evolución interna ha sido ligeramente más fuerte de lo esperado, las turbulencias y las perspectivas de crecimiento débil en el extranjero sugieren que el tipo oficial se mantenga sin cambios”. 
Termina el comunicado con una frase lapidaria en el sentido que los tipos se mantendrán “a menos que la economía Noruega este expuesta a nuevos choques importantes”. La Reserva Federal movió ficha y anunció la ampliación de la “Operación Twist” y no de la QE3 como esperaban muchos. La Fed sigue presta y dispuesta a inundar de liquidez el sistema financiero que está empezando a secarse en algunos eslabones como es el caso del mercado de deuda corporativa. Eso es muy serio y explica en gran parte que la Fed siga manteniendo un sesgo monetario ultraexpansivo. Con la denominada “Operación Twist II” tienen como objetivo prioritario controlar los tipos de medio y largo plazo con la idea de aplanar la curva de tipos americana y lograr que los agentes económicos se logren financiar a medio y largo plazo con condiciones financieras apropiadas. La Fed fue relativamente cauta pero dijeron que podrían introducir nuevas medidas cuantitativas o QE3 si el deterioro macro observado en los Estados Unidos sigue su curso. "Helicopter Ben", como también se conoce a Bernanke, fue bastante claro al decir que si el desempleo se mueve al alza actuarán. Otra cosa es analizar su impacto, que a la vista de numerosos estudios cada vez es menor. El mercado se ha vuelto adicto a los estímulos monetarios y en una situación donde lo que importa es la supervivencia, el dinero va a parar al balance de los bancos sin que a duras penas fluya a la economía. Sí, estamos hasta la cintura dentro de "trampa de la liquidez". Parece que sólo los estímulos fiscales podrían sacarnos del pozo, pero es desvestir a un santo para vestir a otro… De realizar más compras de activos deberían hacerlo más pronto que tarde y antes del verano. 
Recordemos que este otoño hay elecciones presidenciales en los Estados Unidos y cualquier actuación de la Fed podría ser interpretada como una injerencia política. Tradicionalmente, la Fed permanece en las trincheras en los meses previos a las elecciones. El jueves, el Banco Central de Turquía no movió sus tipos y mantuvo su amplio corredor monetario que les ha dado bastante estabilidad cambiaria. Moody’s ha aumentado esta semana el rating soberano turco hasta un escalón por debajo de grade de inversión en 'Ba1'. 

La agencia de calificación señala el esfuerzo de las autoridades turcas para hacer frente a los déficits fiscales y de la balanza por cuenta corriente, este último alcanza el 9,9% del PIB. La economía turca debe hacer frente a la desaceleración de sus principales socios comerciales europeos con Alemania al frente a la vez que debe gestionar una inflación muy elevada y cercana al 8%.

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