España presentará la solicitud formal de rescate bancario este lunes. Este anuncio, además de –
aparentemente– tranquilizar a los mercados (la prima de riesgo ha acabado la semana por debajo de
los 500 puntos básicos, 100 menos que el lunes), despeja el horizonte antes de afrontar uno de los
escollos principales de la millonaria operación de salvamento: ¿La inyección de dinero a las
entidades tiene que ser directa o son los estados, en este caso el Estado español, quien debe asumir
el coste, en forma de deuda, del rescate?
En este sentido, ni el Gobierno español, ni el alemán, ni las instituciones económicas internacionales
–como el FMI– parecen tener una postura clara y definitiva.
Así, la directora gerente del Fondo
Monetario Internacional, Christine Lagarde, ha alertado este viernes de las "tensiones" y el "estrés
agudo" que vive la eurozona y ha reclamado al Banco Central Europeo (BCE) que compre deuda de
España e Italia para calmar la crisis.
España es partidaria de que el dinero pase directamente a los bancos, para que no se carge a deuda
Lagarde ha defendido además que el fondo de rescate recapitalice directamente a los bancos, sin
pasar por los Estados para que la ayuda no compute como deuda, tal y como quiere España.
"Vemos claramente tensiones adicionales y estrés agudo tanto en los bancos como en la deuda
soberana en la eurozona", ha señalado la directora gerente del FMI tras participar en la reunión del
Eurogrupo. "En este momento, se cuestiona la viabilidad del sistema monetario europeo", ha
sentenciado.
Esta postura choca de lleno con la de la canciller alemana, Angela Merkel, que se ha mostrado
contundente respecto al rescate del sistema bancario español y ha dejado claro que el garante de esa
ayuda europea será el Gobierno y no los bancos. "La responsabilidad y el control van de la mano.
Para mí y para el contribuyente (...) debe haber un garante y el garante es el Estado español, porque
es el Estado español quien puede decir a sus bancos qué pueden cambiar", ha dicho en rueda de
prensa en Roma al término de la cumbre de Alemania, Italia, Francia y España para discutir
soluciones a la crisis del euro.
Por su parte, España es partidaria de que la asistencia financiera para recapitalizar su banca se
entregue directamente al sistema bancario sin que el Estado sea el intermediario, una posibilidad
a la que, como ya se ha dicho, Berlín se opone porque considera que el Gobierno debe ser el garante.
Cuestionada por si tras esta reunión con el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y con sus
colegas galo, François Hollande, e italiano, Mario Monti, estaría dispuesta a variar de posición,
Merkel ha subrayado que "no se trata de permitir o no", sino de las reglas que marcan los fondos
europeos de rescate.
Los requisitos, el 9 de julio
Mientras los diversos actores políticos muestran en público sus diferencias, los requisitos del rescate
bancario –sean cuales sean finalmente– habrán de estar ya listos el 9 de julio. Así lo ha dicho este
viernes el vicepresidente de la Comisión y responsable de Asuntos Económicos, Olli Rehn,quien se
ha declarado "satisfecho" por la "hoja de ruta" acordada por el Eurogrupo para recapitalizar la
banca española. "Estoy satisfecho con las decisiones sobre Grecia y España", ha dicho Rehn
"Estoy satisfecho con las decisiones sobre Grecia y España", ha dicho Rehn a la entrada de la
reunión de ministros de Economía de la UE. "Tenemos una hoja de ruta muy clara sobre las
decisiones para apoyar la recapitalización del sistema bancario español. Espero que podamos
llegar a un acuerdo sobre el memorándum de entendimiento (con las condiciones) en el próximo
Eurogrupo que tendrá lugar el 9 de julio en Bruselas", ha explicado.
Los expertos de la Comisión -en contacto con el Banco Central Europeo, la Autoridad Bancaria y el
Fondo Monetario Internacional- viajarán la semana que viene a España para realizar su propia
evaluación sobre las necesidades de capital de la banca española.
La cifra final se conocerá cuando terminen las negociaciones del memorándum, según ha dicho
el presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker. El memorándum incluirá condiciones generales
para el conjunto del sistema financiero, en particular un refuerzo de la supervisión, así como planes de
reestructuración para las entidades que pidan ayuda
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