La IX Reunión Asia-Europa (ASEM, siglas en inglés), que se
ha inaugurado hoy lunes en la capital laosiana de
Vientiane, es una de las reuniones más importantes de los
máximos líderes políticos de este año. La sesión que se
celebra cada dos años da cita a casi 50 jefes de Estado o de
Gobierno de Eurasia.
La IX Reunión Asia-Europa (ASEM, siglas en inglés), que se ha inaugurado hoy lunes en la capital
laosiana de Vientiane, es una de las reuniones más importantes de los máximos líderes políticos
de este año. La sesión que se celebra cada dos años da cita a casi 50 jefes de Estado o de
Gobierno de Eurasia.
Como las ASEM anteriores, el cónclave de este año tiene como objetivo fortalecer el
entendimiento mutuo entre los miembros, proporcionando una preciada oportunidad a Asia y
Europa para consolidar su asociación, sobre todo en un momento en el que la recuperación
económica del mundo sigue siendo frágil.
Bajo el lema "Amigos para la Paz, Socios para la Prosperidad", se espera que la cumbre preste
mucha atención a las economías emergentes de Asia, a la lenta recuperación económica en todo
el mundo y al problema de la deuda soberana que continúa preocupando a Europa.
Después de 16 años de desarrollo, desde su establecimiento en 1996, la ASEM cuenta ahora con
48 socios y representa aproximadamente a un 60 por ciento de la población mundial, y a más del
60 por ciento de todo el comercio global.
Respecto a los lazos comerciales cada vez más estrechos entre los socios de la ASEM, hay que
destacar que los países asiáticos han avanzado, y que ya no solo se dedican a la exportación, y a
recibir la inversión europea.
Con el respaldo del sólido crecimiento doméstico, los socios asiáticos han comenzado a comprar
más productos de sus homólogos europeos y también se están convirtiendo en participantes
activos de las finanzas globales.
Como se ha podido observar, la creciente influencia económica de Asia hace que la región sea
más atractiva para aquellos que buscan socios de cooperación de confianza.
Bajo las actuales circunstancias, esta atracción se ha vuelto especialmente fuerte para Europa,
teniendo en cuenta que varios países miembros de la Unión Europea (UE) se encuentran al borde
del colapso financiero, tras unos meses de esfuerzos fallidos por controlar sus problemas de la
deuda.
Los líderes de Asia saben que el creciente problema de la deuda soberana podría llegar a afectar a
sus propias economías, si la actual tendencia continúa sin ser controlada.
Es razonable pensar que los dirigentes asiáticos están dispuestos a hacer todo lo que esté a su
alcance para ayudar a Europa a sobrevivir a la crisis de la deuda.
En este sentido, cabe mencionar la contribución por parte de China, el pasado mes de junio, de
43.000 millones de dólares destinados a la recapitalización del Fondo Monetario Internacional
(FMI), uno de los agentes clave a la hora de tratar de mantener a flote a distintos países europeos
endeudados.
China, que es ahora la segunda mayor economía del mundo, también ha realizado serios
esfuerzos para aumentar sus compras en Europa a lo largo de los tres últimos años, después de
que se desatara la crisis financiera.
Según lo prometido, China continuará contribuyendo a poner fin lo antes posible a la mencionada
crisis de la deuda.
Sin embargo, se debe recordar a los líderes europeos que una ayuda voluntaria de esta índole se
basa en el funcionamiento sin contratiempos de la economía nacional de China, la cual podría
verse afectada por las crecientes prácticas proteccionistas que se lleven a cabo desde el exterior.
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