Finalmente la crisis de sobreproducción controlada engendra una crisis prolongada de sub
producción que está dando ahora sus primeros pasos.
El sistema encuentra “barreras físicas” para
la reproducción ampliada de sus fuerzas productivas, los recursos naturales declinan, no se trata
de “fronteras exógenas”, de bloqueos causados por fuerzas sobrehumanas sino de autobloqueos,
de los efectos de la actividad productiva del capitalismo, prisionero de un sistema tecnológico muy
dinámico basado en la explotación salvaje de la naturaleza y en la expansión acelerada de las
masas proletarias del planeta (poblaciones miserables de la periferia, obreros pobres, campesinos
sumergidos, marginales de todo tipo, etc.).
Asistimos entonces a la paradoja de industrias como la automotriz con altos niveles de capacidad
productiva ociosa, si por alguna magia de los mercados esas empresas llegan a encontrar
demandas adicionales significativas se producirían saltos espectaculares en los precios de una
amplia variedad de materias primas, por ejemplo el petróleo, que anularían dichas demandas.
No estamos pasando del crecimiento al estancamiento, esté último no es más que el transito
hacia la contracción, más o menos rápida, más o menos caótica del sistema, hacia la reproducción
ampliada negativa de las fuerzas productivas al ritmo de la concentración de capitales, la
marginación social y el agotamiento de los recursos naturales.
No tiene porque ser un proceso de
declinación inexorable de la especie humana, se trata de la decadencia de una civilización, de sus
sistemas productivos y perfiles de consumo.
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