sábado, 5 de enero de 2013

Bloqueo energético y crisis tecnológica - II

Dicho de otra manera, el precio del petróleo tiende a subir y la especulación financiera en torno del producto lo empuja aún más hacia arriba, además alguna aventura militar occidental como por ejemplo un ataque israelí-estadounidense contra Irán y el consiguiente cierre del estrecho de Ormuz llevaría el precio a las nubes. Todo ello significa que los costos energéticos de la economía se han convertido en una factor decisivo limitante de su expansión y en algún escenario turbulento causarían una contracción catastrófica de las actividades económicas a nivel global. 
No se trata solo del petróleo sino de un amplio abanico de recursos mineros que se encuentran en la cima de su explotación, cerca de la misma o ya en la etapa de extracción declinante (5) afectando a la industria y a la agricultura, por ejemplo la declinación de la producción mundial de fosfatos, componente esencial para la producción de alimentos, desde hace algo más de dos décadas (6). Pasamos entonces del tema del bloqueo energético a otro más vasto, el del bloqueo de los recursos mineros en general y de allí al del sistema tecnológico de la civilización burguesa que lo ha engendrado. En dicho sistema tenemos que incluir a sus materias primas básicas, sus procedimientos productivos y su respaldo técnico-científico, su dinámica y estilo de consumo civil y de guerra, etc., es decir al capitalismo como civilización. 
Asistimos ahora a la búsqueda vertiginosa de “reemplazos” energéticos, de diversos minerales, etc., destinados a seguir alimentando una estructura social decadente cuya dinámica de reproducción nos dice que más de la mitad de la humanidad “está de más” y que en consecuencia la “civilización” ha marcado un camino futuro habitado por una sucesión de mega genocidios. 
Pero la decadencia nos lleva a pensar que todos esos “recursos necesarios” para el sostenimiento de sociedades y élites parasitarias no son necesarios en otro tipo de civilización o por lo menos lo son en volúmenes mucho más reducidos. No están de más los pobres y excluidos del planeta, está de más el capitalismo con sus objetos de consumo lujoso, sus sistemas militares, su despilfarro obsceno.

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