La contra cara positiva de la decadencia podría ser sintetizada como la combinación de
resistencias y ofensivas de todo tipo contra el sistema operando como un fenómeno de
dimensión global y actuando en orden disperso, expresando una gran diversidad de culturas,
diferentes niveles de conciencia y de formas de lucha.
Desde los indignados europeos o norteamericanos que (por ahora) solo pretenden depurar al
capitalismo de sus tumores financieros y elitistas, hasta los combatientes afganos peleando
contra el invasor occidental o la insurgencia colombiana animada por la perspectiva anticapitalista
pasando por un muy complejo abanico de movimientos sociales, minorías y pequeños grupos
críticos y rebeldes.
Oposiciones a gobiernos abiertamente reaccionarios y a ocupaciones coloniales pero también a
las fachadas democráticas más o menos deterioradas que intentan suministrar gobernabilidad al
capitalismo. Lo que plantea la hipótesis de la convergencia y radicalización de esos procesos y
entonces la posibilidad de profundizar el concepto de insurgencia global pensado como realidad
en formación alimentada por la declinación de la civilización burguesa. La alternativa insurgente
emergiendo como rechazo y apuntando hacia la negación radical del sistema y al mismo tiempo
abriendo el espacio de las utopías post capitalistas.
El sujeto central de la insurgencia es la humanidad sumergida en expansión a la que la dinámica de
la marginación y la superexplotación (la dinámica de la decadencia) empuja hacia la rebelión como
alternativa a la degradación extrema. Se trata de miles de millones de habitantes de los espacios
rurales y urbanos. Este proletariado es mucho mas extendido y variado que la masa de obreros
industriales (incluye a sus franjas periféricas y empobrecidas), no es el nuevo portador de la
antorcha del progreso construida por la modernidad sino su negador potencial absoluto el cual en
la medida en que vaya destruyendo las posiciones enemigas estará construyendo una nueva
cultura libertaria.
Sin embargo la irrupción universal de ese sujeto se demora, un gigantesco muro de ilusiones
bloquea su rebelión. Es que la autodestrucción del sistema global recién está en sus inicios, su
hegemonía civilizacional es todavía muy fuerte, es casi imposible pronosticar, establecer
teóricamente el recorrido temporal, el calendario de su desarticulación. Si es posible establecer
teóricamente la trayectoria descendente aunque sin pegarle fechas.
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