A aquellos ciudadanos que aún lo ignoraban, la crisis les está demostrando que los mercados
financieros son los principales protagonistas del actual momento económico de Europa.
Representan un cambio fundamental: el poder ha pasado de los políticos a los especuladores
de Bolsa y a una cohorte de tramposos banqueros.
Cada día, los mercados mueven sumas colosales. Por ejemplo, casi 7 billones de euros, sólo en
deudas de los Estados de la eurozona, según el Banco Central Europeo. La decisión colectiva
diaria de esos mercados puede ahora derrumbar Gobiernos, dictar políticas y someter a
pueblos.
El drama, además, es que estos nuevos "amos del mundo" no sienten ninguna preocupación
por el bien común. La solidaridad no es su problema. Menos aún la preservación del Estado de
bienestar.
La única racionalidad que los motiva es la codicia. Especuladores y banqueros,
movidos por la avidez, llegan a comportarse como mafias, con mentalidad de aves de rapiña. Y
con una impunidad casi total.
Desde que, en 2008, estalló la crisis -en gran parte causada por ellos-, ninguna reforma seria ha
conseguido reglamentar los mercados, ni meter en vereda a los banqueros. Y a pesar de todas
las críticas formuladas contra la "irracionalidad del sistema", el comportamiento de muchos
actores financieros sigue siendo igual de cínico.
Es evidente que los bancos representan un papel clave en el sistema económico. Y que sus
actividades tradicionales -estimular el ahorro, dar crédito a las familias, financiar las empresas,
impulsar el comercio- son constructivas. Pero desde la generalización, en los años 1990-2000,
del modelo del "banco universal", que añadió toda clase de actividades especulativas y de
inversión, los riesgos para los ahorradores se han multiplicado así como los fraudes, los
engaños y los escándalos.
Recordemos, por ejemplo, uno de los más desvergonzados, protagonizado por el poderoso
banco de negocios estadounidense Goldman Sachs que hoy domina el universo financiero.
En
2001, ayudó a Grecia a maquillar sus cuentas para que Atenas cumpliese los requisitos y
pudiese ingresar en el euro, la moneda única europea. Pero en menos de siete años, aquella
fullería se descubrió y la realidad estalló como una bomba.
Consecuencia: "Casi un continente sumido en la crisis de la deuda; un país, Grecia, expoliado y
de rodillas; recesión, despidos masivos, pérdida de poder adquisitivo para los trabajadores;
reestructuraciones y sacrificios de los beneficios sociales; planes de ajuste y miseria" (1).
¿Qué sanciones recibieron los autores de tan nefasto engaño? Mario Draghi, ex vicepresidente
de Goldman Sachs para Europa, al corriente por tanto del fraude, fue premiado con la
presidencia del Banco Central Europeo (BCE)... Y Goldman Sachs cobró en recompensa, por el
maquillaje de las cuentas, 600 millones de euros... Confirmando así un principio: en materia de
grandes estafas organizadas por los bancos, la impunidad es la regla.
Lo pueden confirmar los miles de ahorradores españoles que compraron acciones de Bankia el
día en que esta entidad salió a Bolsa. Se sabía que no tenía ninguna credibilidad y que el valor
de su acción, según las agencias de calificación, ya estaba a un paso del bono basura...
Los ahorradores confiaron en Rodrigo Rato, presidente entonces de Bankia y ex director
general del Fondo Monetario Internacional (FMI), quien no dudó en afirmar el 2 de mayo de
2012 (cinco días antes de dimitir ante la presión de los mercados y poco antes de que el
Estado tuviese que inyectar en la entidad 23.500 millones de euros para evitar su quiebra):
"Estamos en una situación de mucha robustez desde el punto de vista de solvencia y también
desde el punto de vista de liquidez" (2)...
Cierto es que, menos de un año antes, en julio de 2011, Bankia había superado aparentemente
las "pruebas de resistencia" realizadas por la European Banking Authority (EBA) a las 91
mayores entidades financieras de Europa. Bankia había obtenido un Core Tier I Capital (capital
de máxima resistencia) del 5,4% (3), frente a un mínimo exigido del 5% en una situación de
máximo estrés. Lo cual da una idea de la incompetencia e ineptitud de la EBA, organismo
europeo encargado de garantizar la solidez de nuestros bancos...
Otras personas que pueden testimoniar sobre la desfachatez de los banqueros son las
víctimas, en España, del "escándalo de las participaciones preferentes".
Un fraude que afecta a
más de 700.000 ahorradores que han perdido sus economías. Se les hizo creer que adquirían
algo parecido a un depósito a plazo fijo... Pero las participaciones preferentes son un producto
financiero que no está cubierto por el fondo de garantía de los bancos. Éstos no están
obligados -si no poseen liquidez- a devolver el capital inicial, ni los intereses generados.
Este timo también ha revelado que los ahorradores españoles víctimas de engaños bancarios
no pueden contar con la protección del Banco de España o de la Comisión Nacional del
Mercado de Valores (CNMV) (4). Ni, obviamente, con la del Gobierno que sigue ayudando
masivamente a la banca mientras su política de recortes y austeridad castiga en permanencia a
la ciudadanía. Para ayudar al sistema bancario español, Mariano Rajoy solicitó a la Unión
Europea un crédito de hasta 100.000 millones de euros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario