Existe un debate en el mundo de análisis financiero entre los que creen que las políticas de
relajación monetaria de los bancos centrales van a seguir impulsando hacia arriba los precios
de los activos de riesgo (bolsa especialmente) y los que consideran que los datos
macroeconómicos no justifican los precios actuales. Estos últimos, apoyándose en el deterioro de
las endeudadas economías occidentales, creen que la bola de nieve de deuda y liquidez
artificial creada por las autoridades monetarias va a acabar por aplastar unos mercados que
no están protegidos por un crecimiento económico real. ¿Quién tiene razón?
Aquéllos que ven la renta variable con potencial en el corto plazo se apoyan en la estabilización
que creen está mostrando el mercado inmobiliario en EEUU y en los recientes datos del
sector manufacturero de este país ayudado por la ya habitual depreciación del dólar que
favorece sus exportaciones. Las medidas de relajación monetaria de la FED unidas al programa de
compra de bonos por parte del BCE les hacen asegurar que el rally de las bolsas está lejos de
haber concluido, máxime con dividendos todavía muy por encima de la rentabilidad de los bonos.
En cambio, otros analistas consideran que, aunque el riesgo sistémico en la Eurozona se ha
reducido, todavía existen incertidumbres y obstáculos como la falta de coherencia de los
políticos en momentos clave y la sempiterna fortaleza del euro que lastra la competitividad
de nuestras empresas. Muchas de éstas, con cuentas de resultados centradas en Europa y
crecientes dificultades para obtener financiación, tienden a reducir sus expectativas de beneficios
ante la profundización en el proceso recesivo que invade Europa. Las alzas en bolsa se están
apoyando en los impulsos de los banqueros centrales y no en datos macroeconómicos y
crecimiento estable, por lo que las cotizaciones acabarán por retroceder.
Antes de inclinarme hacia uno u otro lado, recordaré algunos datos objetivos de nuestro entorno
europeo:
- La deuda periférica sigue bajo presión: su liquidez y seguridad son puestas en duda por
cada vez más inversores y de ahí su elevada correlación con la renta variable. La probabilidad de
reestructuración o suspensión de pagos, aunque pequeña, es ya considerada como una
posibilidad real por algunos inversores como la norteamericana BlackRock (mayor gestora del
mundo).
- La economía europea sigue lastrada por unas condiciones de financiación limitadas para las
empresas y un desempleo al alza.
- El hecho de que la política juegue un papel tan preponderante en nuestro devenir económico es
una constante fuente de incertidumbre y volatilidad para los mercados.
- En lo más doméstico, si siguen sin darse las condiciones financieras y de confianza para esperar
que una hipotética recuperación sea sostenible, el riesgo de bajada a bono basura de nuestro
rating soberano continuará latente. Las ventas de bonos en mercado abierto que comportaría
tal evento, potenciarían de nuevo el riesgo España ya que muchos inversores institucionales no
podrían mantener ese activo en cartera (por imposición de folletos de fondos u otras normas de
control).
A la vista de lo anterior, mi posición es de cautela. Una buena evolución de la renta variable
necesita apoyarse en crecimiento estable y éste, como decía el polémico Roubini hace unos
días en una conferencia en Madrid (preparo un post sobre ella), es hoy el "missing link" (eslabón
perdido).
Coincido con la gestora Fidelity en que las bolsas se han divorciado de los fundamentales y que la
transmisión de la relajación cuantitativa a la economía real no se produce, siendo entonces su
única finalidad impulsar los activos de riesgo. Por ello, mientras la hoja de ruta del crecimiento siga
estando en terreno negativo, los episodios de debilidad que se registren durante los
próximos meses pueden ser una buena oportunidad de compra dentro de movimientos de
gestión más tácticos que estratégicos.
Tuiteaba recientemente Bill Gross: "La generación del baby-boom no puede asumir riesgos.
Las generaciones "X" e "Y" creen en Facebook, pero no en su acción. Y la generación "Z"
no tiene dinero." No creo que el jefe de Pimco planteara esto como un canto al pesimismo, sino
como una necesidad de aplicar el máximo rigor y prudencia en la gestión del dinero mientras no se
descubra cómo retomar de nuevo la senda del crecimiento económico. ¿Será la inflación un
motor de prosperidad como él predica o acabaremos aceptando la necesidad de trabajar
más tiempo por lo mismo y con menos derechos? Este debate nos va a llevar más tiempo que
el de los analistas financieros.
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