viernes, 25 de enero de 2013

El huracán Sandy con su soplo se llevó de la economía estadounidense más de veinte mil millones de dólares.

En Nueva York sin luz eléctrica el trabajo de los más importantes institutos y casas de bolsa quedó paralizado por varios días, además de que el cataclismo casi coincide con las elecciones presidenciales. En el mundo surgieron temores lo suficientemente fundamentados: no agravará todo eso la crisis económica global. Entretanto los expertos reconocen que dicha crisis es tan profunda y desoladora que es hora de hablar del final de todo el sistema del órden mundial.
 La economía global está atada de manera tan sólida a Estados Unidos, que tiembla de cada estornudo en Norteamérica. La crisis europea es sólo una derivada, una de las consecuencias de la falla fatal en el funcionamiento de la economía estadounidense. Hay que buscar sus causas en las decisiones de la administración de Estados Unidos de hace 30-40 años. Fue aún durante la presidencia de Reagan cuando el sistema de Reserva Federal inyectó dinero en la economía para (mantener) la estabilidad de los precios en los mercados de bienes . Las autoridades incentivaron la demanda final, pero la masa monetaria y la deuda pública aumentaron vertiginosamente. 
El proceso de acumulación del dinero trajo por consecuencia una veintena de años bien alimentada y próspera, pero no es posible crecer a crédito indefinidamente. Por eso cuando los problemas del aumento del peso de la deuda tanto para el estado, como para los hogares se acumuló, todo el mundo obtuvo la fuerza mayor económica, y la crisis hipotecaria norteamericana derivó suavemente en los problemas de la deuda en Europa. Sin embargo, Washington, apoyado por el Banco Mundial y el FMI hasta la fecha ha logrado obligar a todo el mundo a pagar las deudas estadounidenses. El continuo crecimiento de la deuda pública de los Estados Unidos deprecia las reservas monetarias de otros países. En opinión del economista ruso Serguei Jestánov, todos entienden que el fundamento económico de Estados Unidos tiene una naturaleza bastante inestable de deudas, lo cual amenaza como mínimo con la repetición del problemático período de los años 1970. Las soluciones del poder ejecutivo estadounidense están orientadas simplemente a retrasar el momento cuando el mundo sienta todos los “ángulos agudos” del actual órden de las cosas, está convencido Serguei Jestánov: –Lamentablemente hoy en día no hay ideas constructivas y realistas de cómo solucionar aquellas contradicciones acumuladas en la economía norteamericana y mundial. Por eso lo más probable es que en los próximos tiempos ese curso económico que llevan las autoridades monetarias de Estados Unidos continuará de manera banal. Es decir que de una u otra manera será superado el veto del Congreso para aumentar la deuda pública, de una o de otra manera serán determinadas todas las medidas para incentivar la economía y durante los próximos años la tendencia principal en el desarrollo de la economía norteamericana y mundial será puramente inerte. Ese problema está relacionado con el hecho de que el ciclo político es mucho más corto que el económico y la mayoría de los políticos saben perfectamente que para el momento en que sobrevengan las consecuencias de sus decisiones, ellos, lo más probable, ya no estarán en el poder. Eso incita a la mayoría de los políticos prácticos en los países democráticos a tomar decisiones no en los intereses dеl desarrollo estratégico del país, sino en los del momento actual.

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