El llamado “efecto dominó” se produce cuando la quiebra de un
intermediario financiero genera un desequilibrio en todo el mercado de
capital. El riesgo sistémico tiene tres causas: cambios abruptos en el precio de los activos, interconexiones entre los intermediarios, y
ataques especulativos (Naranjo, 1995, pp. 6-7).
En la gestación de las crisis financieras de los noventa han intervenido
varias circunstancias:
a Después de una severa reducción de los préstamos internacionales a
raíz de la crisis de la deuda externa en los años ochenta, los países
emergentes recurrieron al financiamiento externo vía los mercados
bursátiles a través de instrumentos financieros de mayor riesgo.
Debido
a la crisis mencionada, que se inició en México en 1982, la banca
comercial norteamericana fue reestructurada con vistas a incrementar
sus reservas necesarias para poder hacer frente a sus pasivos. El crédito
internacional otorgado por la banca comercial paulatinamente pasó a
intermediarios financieros vía los mercados bursátiles; dicha
transformación se realizó con base a la legislación interna de los
Estados Unidos, la MacFadden Act y la Glass Steagall Act (Girón,
1994). Las entradas netas de capital hacia América Latina provenientes
de los flujos de capital fueron sorprendentemente altas a partir de
1991-1994 con un crecimiento real anual del 3.9 por ciento del PIB, en
tanto que durante 1995-1996 la tasa de crecimiento de las entradas
netas fue de 5.2 por ciento por arriba de la tasa de crecimiento del PIB
de la región. La desregulación y liberalización financiera en los
diferentes sistemas financieros nacionales fue consecuencia de la
necesidad de hacer más competitivos los márgenes de intermediación
bancaria de la banca comercial ocasionando diferentes cambios en la
legislación bancaria de EUA; posteriormente, las leyes bancarias
internas buscaron en las operaciones fuera de balance obtener mayores
ganancias.
b El ritmo de crecimiento de los flujos de capital externo por medio de
los mercados de valores y la inversión extranjera de cartera12 superó
con amplitud el del PIB nacional, sobre todo en los mercados
emergentes, gestándose una asimetría entre la tasa del crecimiento
económico general y la del aumento de los recursos financieros
disponibles para el desarrollo.
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