miércoles, 27 de marzo de 2013

De Rusia a Argentina pasando por Brasil y Turquía - III

Brasil 
La liberalización de la cuenta de capital y la insistencia en el manejo de las variables macroeconómicas como estabilizadores de la economía nacional, ha sido la tónica del cambio de políticas ortodoxas a políticas de corte heterodoxo cuya finalidad es la restricción monetaria y la necesidad de una política fiscal que recurra a financiamientos externos. Sin embargo, el impacto ha sido diferente y en Brasil este proceso, al igual que en los otros países, se ha visto acompañado de devaluación, crisis bancaria y reducción del gasto social por parte del Estado. A lo largo de varias décadas el Fondo Monetario Internacional ha diseñado diferentes planes de estabilización para Brasil, con el objeto de controlar la hiperinflación y hacer frente al pago del servicio de la deuda externa. Como siempre, el ajuste económico ha gravitado sobre la población más pobre que constituye el 40 por ciento de la población total y a la que le corresponde sólo el 8 por ciento del ingreso nacional; en contraste, el 8 por ciento de la población de más altos ingresos recibe el 48 por ciento del ingreso nacional. Esta distorsión en la distribución del ingreso en los países latinoamericanos y del sudeste asiático es consecuencia no sólo de las devaluaciones sino también de las crisis bancarias que en buena medida derivan de la salida de capitales. 
Así, Brasil, que en 1997 fue considerado un promisorio mercado emergente en manos de un equipo económico seguro, se convirtió en un problema mundial más. El agotamiento de las reservas monetarias internacionales por la salida del país de 30.000 millones de dólares, fue seguido de una operación de apoyo internacional encabezada por el FMI. El manejo cuidadoso del momento ayudó a evitar cualquier obstáculo a la victoria electoral del presidente Cardoso ante su oponente Lula, de izquierda, en las elecciones de octubre. Tres semanas después el gobierno anunció un programa de reducción de gastos y aumentos impositivos del orden de los 22.500 millones de dólares.
Llegó 1999 y los mercados observaron el lento progreso en la reducción del déficit del sector público. Los más de 40 mil millones de dólares aportados por el FMI y otros organismos, fueron insuficientes25, el capital siguió saliendo del país y la crisis monetaria explotó. A fines de enero, la divisa brasileña, el real, había caído de 1,21 por dólar estadounidense a 2,05. Los enviados del FMI volvieron a Brasilia; a raíz de esto, el 8 de marzo se anunció un nuevo programa económico, mucho más severo que el anterior.

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