El problema de la crisis financiera rusa radica no sólo en la falta de
previsión de cómo se dio la transición de una economía centralizada a
una economía de mercado sino en la falta de regulación por parte de sus
instituciones.
Además, la exposición de los bancos europeos en más de
30 000 millones de dólares, de los bancos norteamericanos en 7 000
millones de dólares y la incapacidad de la economía rusa en hacer
frente a sus pagos puso en entredicho la rapidez de actuación del Fondo
Monetario Internacional.
La devaluación del rublo, el 17 de agosto de 1998, marcó el fin de la
estabilidad rusa y la necesidad de un nuevo programa de estabilización
así como la necesidad de incrementar la recaudación fiscal por parte del
Estado. El descenso de los precios del petróleo en los meses previos
ayudó a debilitar a la moneda, aceleró la incertidumbre, el riesgo país e
incrementó la fuga de capitales en cerca de 4 000 millones de dólares
sólo unas semanas previas a la declaración de la moratoria por parte de
Rusia (Sidorenko, 1998). Posteriormente la economía rusa tuvo tasas de
crecimiento superiores a las del periodo que precedió a la crisis, tal
como sucedió en los países del sudeste asiático. (FMI, octubre de 2000)
Cuesta trabajo dar un orden a las crisis de Argentina, Brasil y Turquía,
pues estos tres países durante los últimos cinco lustros han pasado por
las mismas crisis que han tenido todos los países emergentes. Sin
embargo, siguiendo el orden cronológico se analizará primero el caso
de Brasil, enseguida el de Turquía y finalmente el de Argentina.
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