Charles Kindleberger señala que de 1618 a 1929 hubo un sinnúmero de
crisis financieras. Por mencionar sólo algunas: la de los tulipanes
(1636-1640), la de las compañías de oriente a fines del siglo XVIII, la
caída de los títulos ferrocarrileros (siglo XIX) y la caída en menos de
dos horas del 75 por ciento de los títulos de RCA (25 de octubre de
1929); en los años 30 más de mil bancos estadounidenses se declararon
en quiebra. Más recientemente, sorprende la caída del índice Nasdaq4,
en el transcurso de un año, a partir de marzo de 2000, cuando el precio
de los títulos de la nueva economía se desplomó en cerca de un noventa
por ciento, iniciando un proceso de recesión económica mundial,
después de un periodo de casi diez años de crecimiento de la economía
de EUA.
El colapso de grandes, medianos y pequeños bancos tiene una
significación muy importante en el campo de la teoría económica, en el
ciclo económico, en la competencia entre los mercados financieros
nacionales y entre las diversas regiones del mundo. Las quiebras
bancarias en Tailandia, Indonesia, Corea del Sur y Japón tuvieron un
costo para el Fondo Monetario Internacional cercano a los cien mil
millones de dólares; las de los bancos de Escandinavia al inicio de los
noventa y las de América Latina (México, Argentina, Brasil, y
Venezuela), son las más importantes en la última década del siglo XX.
Sin embargo, no debe olvidarse la quiebra de las sociedades de ahorro y
préstamo en Estados Unidos durante los ochenta, que le costaron al
Sistema de la Reserva Federal (banco central de EUA, conocido como
Fed) más de 150 000 millones de dólares, ni el colapso financiero de
los años treinta, cuando más de mil bancos se declararon en bancarrota.
El estudio de las crisis bancarias que desembocan en crisis financieras
debe enmarcarse en el proceso de desregulación y liberalización de los
sistemas financieros nacionales, que consiste en la eliminación, a
través de las fronteras, de las limitaciones al otorgamiento o prestación
de servicios financieros (créditos e inversiones fundamentalmente).
“Una integración financiera que hace imposible desvincular los
distintos mercados financieros y que debe acompañarse de una
creciente armonización de los distintos marcos regulatorios financieros
de las economías capitalistas desarrolladas, apuntando en el sentido de
buscar ordenar, garantizar y consolidar la integración financiera, y
propiamente la globalización económica” (Correa, 1998, p. 167).
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