miércoles, 20 de marzo de 2013

La crisis asiática - I

La crisis financiera del sudeste asiático es la expresión de la nueva estructura productiva y financiera al inicio del milenio, que definirán dos potencias: Estados Unidos y China, dada la creciente participación de ésta en el mercado mundial. Por otra parte, las megafusiones de los bancos estadounidenses con activos de 2,692,057 millones de dólares en un mercado financiero integrado y mundial permearán las estructuras económicas y financieras de los países con recientes crisis bancarias. China enfrenta una transformación histórica, en la medida en que las reformas de mercado y la integración a la economía mundial ayudan al crecimiento de la producción y se incrementan el comercio y la inversión, factores decisivos en la economía mundial. El mercado financiero ha dejando de ser desde hace un par de décadas un mercado segmentado y nacional
Una de las particularidades de la crisis asiática es que “...contrariamente a lo sucedido en la crisis de la deuda de los años ochenta, en que las dificultades fueron casi exclusivamente macroeconómicas, en general los problemas de Asia fueron precedidos por una larga gestión exitosa.” (FMI, 1 de junio de 1998, p. 157).
La crisis económica de la región impactó los diversos ámbitos del sistema financiero y particularmente el sector bancario de estos países, donde los graves problemas de liquidez han implicado que los gobiernos y el FMI inyecten recursos de salvamento. Hasta antes de la crisis, las tasas de intercambio fijas y cuasifijas permitieron el desarrollo de Asia a costa de un dólar débil entre 1990 y 1995, logrando así un rápido crecimiento en las exportaciones y el comercio intraregional. Tailandia, Malasia e Indonesia fueron los mayores beneficiarios. A fines de 1995 el dólar empezó a fortalecerse frente al yen japonés, coincidiendo con una expansión continua de la demanda interna y crecientes presiones inflacionarias en el sudeste de Asia. Países como Indonesia, Malasia y Tailandia, cuyos tipos de cambio eran muy cercanos al dólar, comenzaron a experimentar un agudo incremento en sus tasas efectivas reales de intercambio, trayendo consigo un descenso abrupto de las exportaciones.

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