Hasta antes de la crisis financiera el margen financiero del sistema
bancario mexicano estaba catalogado como muy semejante al de sus
socios comerciales del TLCAN; sólo para ejemplificar mencionaremos
las siguientes cifras.
“En 1993 los activos totales de los bancos más importantes de América
del Norte ascendieron a 1 859 598.1 millones de dólares, suma muy
superior a la deuda externa de los países en desarrollo y que representó
un tercio del PNB de esa región.
De ese monto, Estados Unidos
absorbió 66.5%, Canadá 26%, y México 7.5%. Respecto a 1990 esos
activos se incrementaron 20.17% en 1993. En el caso estadounidense el
repunte de 1990 tendió a decrecer hacia 1992; en Canadá hubo un
ligero crecimiento y sólo México registró un aumento sostenido, que en
términos absolutos representó 81 658.5 millones de dólares de 1989 a
1993. El efecto de las variaciones de este último se vinculó con la recesión en Estados Unidos y en menor medida con la de Canadá,
aunque también influyeron las expectativas macroeconómicas
originadas por el TLC y el repunte económico producto de la entrada de
capitales externos.
Resulta interesante destacar que el promedio del margen financiero de
la banca mexicana (5.8) es muy cercano al de la estadounidense (5.96);
el de Canadá es de sólo 3.9. Cabe señalar que en 1990 los activos de la
banca comercial de México ascendían a 72 212 millones de dólares,
cifra apenas cercana al quinto banco más grande de Estados Unidos
(estarían entre las del Security Pacific Bank y el Bankers Trust Corp.)
y ligeramente por encima de los del Bank of Montreal, que ocupa el
tercer lugar” (Girón, 1994).
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