La imagen de unos sonrientes Mariano Rajoy y Mario Monti, tras lograr imponer a la Cumbre de la Zona Euro la recapitalización directa de la banca, supone un
punto de inflexión en las relaciones entre ambos mandatarios que, hasta ahora, han estado marcadas por sonoros desencuentros.
Rajoy, durante la campaña electoral, alertó públicamente del riesgo de un desembarco de 'tecnócratas' en la política europea. Monti, además de ser un
'técnocrata' confeso, relevó a Silvio Berlusconi al frente de Italia sin pasar por las urnas, otra circunstancia que resta legitimidad a un gobernante, según Rajoy.
Los problemas entre ambos llegaron a los tres meses de la investidura del presidente español. Monti, en plena tempestad en los mercados internacionales,
responsabilizó directamente a España de los problemas de la deuda soberana italiana. Luego se disculpó y achacó el incidente a un malentendido, pero estas
declaraciones, que repitió al mes siguiente, llenaron de desconfianza a Rajoy.
Tanto es así que Monti se olvidó de Rajoy cuando convocó a los grandes del euro a una reunión previa a este Consejo Europeo.
Rectificó, a petición de Merkel, en Chicago. Las cámaras de televisión captaron el momento justo en el que, antes de la foto de familia en la Cumbre de la
OTAN, Monti agarraba por el brazo a Rajoy y le invitaba formalmente.
Fue en el G-20, en Los Cabos, cuando se dieron cuenta de que debían sumar sus fuerzas para que los países de la zona euro auxiliasen a sus maltrechas
deudas soberanas. Hace una semana, se ganaron en Roma el apoyo de Hollande y la comprensión de Merkel que, tras horas de tensión ante el temor de que
pese a todo el trabajo previo no se abordaran soluciones concretas para las urgencias de financiación de Italia y España, han sido clave en Bruselas para
lograr que la UE pueda inyectar dinero de manera directa a los bancos.
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