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Esta semana ha sido especialmente tensa para Evo Morales, el primer presidente indígena de Bolivia
que llegó al poder en 2006 con la promesa de gobernar para los oprimidos. Sin embargo, desde hace
dos años soporta las continuas protestas -a menudo violentas- de diferentes grupos indígenas que
han supuesto un gran desgaste para su Gobierno.
En concreto, estos días han sido los aborígenes amazónicos que se oponen a la construcción de una
carretera en la reserva natural del Tipnis, mientras los nativos de la región de Potosí mantenían
secuestrados este sábado a dos empleados de una minera canadiense.
Un enfrentamiento entre
policías y estos últimos indígenas causó un muerto y ocho heridos el jueves en una mina de la
localidad de Mallku Khota (Potosí).
Tres de los cinco empleados de la minera canadiense South American Silver secuestrados en Potosí
habían sido liberados el viernes, según informaron medios locales. Se trata de un ingeniero, un
técnico y un chófer de la empresa. Los tres empleados fueron capturados el pasado lunes por
indígenas a unos 350 kilómetros al sur de La Paz, cerca de la mina Mallku Khota, operada por una
filial de la canadiense South American Silver. Los otros dos ingenieros habían sido secuestrados días
antes.
Los nativos de Mallku Khota exigen la expulsión de su territorio de la firma canadiense para explotar
ellos mismos el yacimiento. El Gobierno de Morales envió el jueves a Potosí cerca de 400 policías y
una misión encabezada por el ministro de Trabajo, Daniel Santalla, para tratar de negociar la
liberación de los secuestrados.
Los nativos se enfrentaron el jueves con los policías, con un saldo de
un nativo muerto y ocho heridos (cuatro de cada bando), informa Efe.
La minera canadiense explora desde 2007 en el norte de Potosí, una de las zonas más pobres de
Bolivia, el potencial de plata e indio, minerales mayoritarios del yacimiento, aunque también hay oro
en porcentajes reducidos,que los indígenas quieren explotar por su cuenta.
Mientras tanto, en La Paz, cientos de indígenas continuaron manifestándose esta semana para exigir
el diálogo directo con Evo Morales sobre la construcción de una carretera en el Territorio Indígena
Parque Nacional Isiboro Sécure (Tipnis), entre los departamentos de Beni y Cochabamba.
Un nutrido grupo de aborígenes instalaron el pasado lunes un gran campamento frente a la sede de la
Vicepresidencia de Bolivia para ejercer presión. Las fuerzas de seguridad se vieron obligadas a
intervenir porque los manifestantes obstaculizaron el ingreso en el edificio, cercano a la sede del
Ejecutivo, informa Ep
Los nativos llegaron la semana pasada a la capital boliviana tras dos meses de marcha desde el
norte del país. Su objetivo es llegar a un acuerdo con Morales porque temen que el proyecto de la
carretera perjudique a una de las reservas naturales más importantes de Bolivia y sea invadida por
productores de coca.
El parque tiene una superficie de 1,2 millones de hectáreas donde viven 14.000 nativos de las etnias
trinitaria-moxeña, yuracaré y chimán, en un hábitat muy preservado que tiene una fauna y flora de
enorme riqueza.
Morales, un indígena aymara, ha acusado a estos nativos de «conspirar» contra su Gobierno y de
pactar con políticos de la oposición, lo cual ha sido rechazado por los representantes de las
organizaciones que llegaron a La Paz.
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