El año pasado, la moneda rusa perdió 41% de su valor ante el dólar y el 34% ante el euro por la crisis ucraniana -que llevó a los países occidentales a adoptar sanciones económicas contra Moscú- y por la caída de los precios del petróleo, principal fuente de ingresos del Estado ruso.
Este fenómeno, así como el embargo alimentario decretado por Rusia contra los países occidentales, ha supuesto una subida de los precios del 11,4% en 2014.
Las estadísticas mensuales del banco central ruso muestran que las mayores intervenciones tuvieron lugar en marzo, coincidiendo con la anexión de Crimea (22.300 millones de dólares), octubre (27.200 millones de dólares) y diciembre (11.900 millones) cuando se acentuó el hundimiento de los precios del petróleo.
La devaluación de la moneda se convirtió en las últimas semanas de 2014 en un movimiento de pánico, con la venta masiva de rublos por parte de la población que le hicieron perder un cuarto del valor en dos días.
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