¿Cuáles serán los impactos del cambio climático en Bolivia en este siglo? Seis áreas de la economía serán las más afectadas, responde un estudio que advierte que la variación en las precipitaciones y la temperatura merman poco a poco el desarrollo del país.
Ésta es la tesis del libro La dinámica del cambio climático en Bolivia, elaborado como parte del “Estudio Regional de la Economía del Cambio Climático”, un proyecto coordinado por la Cepal y financiado en el país por el BID en el marco del estudio “La Economía del Cambio Climático en el Estado Plurinacional de Bolivia.
“Este estudio es el más completo que se ha hecho sobre los impactos del cambio climático en Bolivia. Incluye efectos directos, indirectos y dinámicos en todos los sectores, en todos los municipios, en todos los años desde el 2000 hasta 2100”, dijo Lykke E. Andersen, directora del Centro de Economía y Medioambiente de la Fundación Inesad y coautora de la obra. “Hemos trabajado este libro durante seis años”, agregó.
El trabajo demostró que “el cambio climático, sobre todo los cambios en los patrones de precipitación (pluvial), pueden tener impactos económicos muy importantes para Bolivia, causando la pérdida de casi 8% del PIB en promedio durante el resto del siglo XXI” por pérdidas en la agricultura, los recursos hídricos, la infraestructura, la generación de electricidad, la biodiversidad y la salud.
“Pero no son los únicos efectos que va a sufrir la economía, porque en ella todo está interrelacionado, un sector también afecta a otro. Por ejemplo, si por efecto del cambio climático cae la producción agrícola también se verá afectado el sector de la manufactura, sobre todo la industria de alimentos. Si se daña la infraestructura vial por las lluvias o desastres naturales, no va a haber transporte”, lo que sube el precio de los productos, apuntó Luis Carlos Jemio, coautor del estudio e investigador senior del Inesad.
Entre todos los impactos investigados, el aumento en la frecuencia y la severidad de las inundaciones en las tierras bajas causaría las mayores pérdidas para Bolivia, ya que destruyen stocks de capital público y privado, como caminos, escuelas, hospitales, redes eléctricas, viviendas y ganado, entre otros. Datos del Banco Mundial dan cuenta de que a comienzos de 2014 las inundaciones en Bolivia causaron 50 muertos, 411.500 damnificados y daños por $us 384 millones en Beni, Chuquisaca, Cochabamba, Potosí y La Paz.
“Los daños están subiendo porque hay muchas más personas migrando hacia las tierras bajas. Hay mucha más gente viviendo y cultivando en estas áreas expuestas”, dijo Andersen, quien explicó que el principal factor para que las lluvias y el desborde de ríos tengan un efecto destructivo cada vez mayor es la pérdida de los bosques.
De acuerdo con el estudio, en términos de mitigación y adaptación al cambio climático, los bosques son el mejor aliado del hombre ya que, además de captar el dañino dióxido de carbono, funcionan “como esponjas”, absorbiendo el agua de las precipitaciones en tiempo de lluvias y guardando la humedad para épocas más secas. “En este momento, la tasa de deforestación en Bolivia es altísima, de unas 300.000 hectáreas por año”, dijo Jemio.
Efectos. A partir del aumento de las temperaturas y los cambios mixtos en las precipitaciones, el estudio analiza también las consecuencias socioeconómicas potenciales hasta el 2100.
El estudio sobre agua estima que la demanda de agua potable aumentará 13 veces durante este siglo, mientras que el requerimiento para riego se multiplicará por 12. En el sector agropecuario —que ocupa cerca de 34% de la población ocupada y es determinante para la seguridad alimentaria— prevé una reducción de 9,2% a 8,3% en su participación en el PIB, bajo el supuesto de que la abundancia de tierra en Bolivia brinda ventajas comparativas al sector.
Empero, “estas pequeñas diferencias pueden resultar muy grandes, porque se van acumulando en el largo plazo y determinan la capacidad de crecimiento del país en el futuro”, subrayó Jemio. “Sin estas pérdidas tendríamos una economía mucho más grande”.
En el área de salud, el estudio calcula los costos por las enfermedades derivadas del cambio climático, como la malaria y dengue, que ocasionan pérdidas en la producción, por los días laborales perdidos, y el aumento del gasto público, por la atención de un mayor número de casos de estos males, entre otros efectos.
Estos estudios, según los autores, son fundamentales para poder priorizar adecuadamente iniciativas y políticas que permitan reducir la vulnerabilidad en los ámbitos nacional y local del país.
Autores del estudio
Lykke E. Andersen
‘Hay que lidiar primero con la variabilidad’
“La variabilidad climática (una medida del rango en que las condiciones y los elementos del clima cambian de un año a otro) es mucho más importante que el cambio climático (una variación continuada y consistente de un elemento climático), así que tenemos que lidiar primero con ella. Es algo que no podemos prevenir, tenemos que aprender a vivir con ella”.
Luis Carlos Jemio
‘También se ven efectos en la deuda pública’
“Los efectos del cambio climático tienen también efectos en el endeudamiento público. Debido al menor nivel de crecimiento, el país se ve en la obligación de adquirir créditos para reponer la infraestructura dañada por las inundaciones y pagar por estos recursos. Esto daña el capital del país y resigna capacidad de crecimiento en el largo plazo”.
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