lunes, 23 de marzo de 2015

La apreciación del dólar preocupa a los brasileños

Aparece ya todos los días en los titulares de los principales diarios brasileños: el dólar subió a su máximo valor en casi 12 años; el dólar retrocedió 10 centavos; el dólar vuelve a dispararse. En la televisión y las revistas se publican avisos de agencias de viaje con ofertas de paquetes del estilo “pague ahora con un dólar a 3,30 reales y despreocúpese cuando esté en Miami”.

Se volvió también tema obligado en las charlas entre compañeros de oficina: ¿a cuánto cerró ayer?, ¿crees que va a llegar a cuatro reales? Y hasta se cuela en las mesas familiares: fulano te consigue un mejor tipo de cambio, ¿para el viaje conviene usar la tarjeta o llevar dólares y pagar en efectivo? Si no fueron porque estas cuestiones se pronuncian en portugués, hoy a los brasileños se los podría confundir con argentinos, siempre obsesionados por el valor de la moneda estadounidense en medio de las incertidumbres locales, según informó ayer el diario La Nación.

Hasta hace apenas un año, más allá de aquellos que trabajan en finanzas, los brasileños no seguían el día tras día de la cotización del dólar. Todos, absolutamente todos, los precios eran expuestos o negociados en reales. Además, con la moneda brasileña fortalecida, la gente viajaba al exterior regularmente -muchas más personas también accedieron a esta posibilidad gracias a los cambios sociales ocurridos en Brasil, especialmente en la última década- y no se hacía mucho problema por los gastos en dólares ni por el recargo impositivo por pagar con tarjeta de crédito brasileña.

Tal fue el caso de la carioca Simone Freitas, de 31 años, empleada de una tienda de muebles en Copacabana, quien se fue con dos amigas a Nueva York a pasar Año Nuevo, cuando el dólar cotizaba a 2,65 reales, y hoy tiene que hacer esfuerzos para pagar los gastos en su tarjeta, con un dólar que la semana pasada alcanzó los 3,30 reales (para luego acabar la semana a 3,23).

Culpan a la inflación

El mayor enemigo del valor del real fue la inflación, que en las últimas dos décadas se fue controlando a la par del crecimiento de la economía, con metas oficiales del 4,5 por ciento anual y un margen de dos puntos más o menos. Ahora, el techo de esa meta ya fue perforado y la inflación de los últimos 12 meses es de 7,9 por ciento, el mayor nivel en diez años, mientras que la economía no da señales de recuperación y está al borde de la recesión.

“Para las generaciones actuales de brasileños, acostumbrados a una economía pujante y un real valorizado, el ahorro en reales es una cuestión cultural. A nadie se le ocurre ahorrar en dólares en casa, como se hacía antes del Plan Real, cuando la inflación mensual del 30 por ciento erosionaba mucho el salario”, señaló Reginaldo Galhardo, gerente de cambio de la agencia Treviso Corretora, en San Pablo.

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