martes, 10 de marzo de 2015

Escándalo de Petrobras amenaza el programa de austeridad de Brasil

La moneda de Brasil cayó a su mínimo nivel de 10 años frente al dólar el miércoles de la semana pasada, a medida que crecen las preocupaciones de que un escándalo de corrupción en el grupo petrolero estatal Petrobras que involucra a la élite política del país amenaza con echar por tierra la política de austeridad del Gobierno.

El real cayó un 2,2 por ciento frente al dólar a 2.9947 después de que la líder del Senado, Renan Calheiros del PMDB, el principal socio de la coalición de la presidenta Dilma Rousseff, bloqueara una medida fiscal importante en el Congreso que se considera esencial para ayudar a revertir el déficit presupuestario cada vez mayor de Brasil.

La medida coincidió con una petición a la Corte Suprema por la oficina del fiscal general de perseguir a 54 individuos, en su mayoría políticos, presuntamente implicados en el caso de Petrobras, el mayor escándalo de corrupción de Brasil. Los miembros del Congreso sólo pueden ser puestos bajo investigación formal con el permiso de la Corte más alta de Brasil.

Los medios de comunicación nacionales han informado que la aún no revelada lista de sospechosos del fiscal general Rodrigo Janot incluye a Calheiros y otra figura importante del PMDB, Eduardo Cunha, el líder de la Cámara Baja del Congreso.

Ambos se negaron a comentar y han negado su implicación en el escándalo. Pero los medios locales especularon que al bloquear las medidas fiscales del Gobierno, podrían estar tratando de empujar a la presidenta Rousseff a que le provea al PMDB más protección en vistas a la investigación.

“El arrebato del señor Calheiros podría ser una movida para mantener al Gobierno de rehén y apuntalar su influencia", dijo Chris Garman de Eurasia Group en una nota de analista con respecto a las movidas para bloquear la medida fiscal.

La inclusión de los políticos en la investigación marca un momento crítico en el escándalo en Petrobras, que ya ha paralizado el una vez floreciente sector brasileño del petróleo y del gas y amenaza con profundizar la recesión prevista para este año.

Petrobras, la mayor empresa del país, con un virtual monopolio de la exploración petrolífera en Brasil, es objeto de duras acusaciones de que los altos ejecutivos de Petrobras aceptaron sobornos de parte de muchas de las mayores empresas constructoras de Brasil a cambio de contratos.

Gran parte del dinero fue supuestamente entregado a los políticos, en su mayoría parte de la coalición gobernante.

El escándalo está complicando un escenario político y económico de por sí difícil para Rousseff, quien ganó las elecciones en octubre pasado por el margen más estrecho de la historia más reciente. El PMDB, el principal socio de la coalición del PT, es ahora el partido más grande en el Congreso y está tratando de forzar a la presidenta Rousseff a compartir más su poder.

Al mismo tiempo, el nuevo ministro de Finanzas de Rousseff, Joaquim Levy, está tratando de sanear las finanzas públicas de Brasil con el fin de evitar una rebaja de su calificación crediticia soberana después de años de generosidad fiscal.

Rousseff había enviado una de las propuestas de Levy, un retroceso parcial de las rebajas de los impuestos de nómina, a Calheiros en el Senado para su aprobación esta semana. Pero el normalmente obediente Calheiros se negó a aprobar la medida (sólo la tercera vez que un presidente del Senado ha rechazado una "medida provisional" presidencial o un decreto presidencial, desde que Brasil volvió a la democracia).

"La reforma ahora tendrá que pasar por los canales legislativos regulares en lugar de la vía rápida de un decreto presidencial; ese retraso probablemente le costará al Gobierno entre dos y tres mil millones en ahorros", calcula el Garman de Eurasia.

Esa medida fue un aviso contundente de parte del PMDB y de sus aliados acerca de la necesidad de compartir el poder, según los analistas, y aumenta el riesgo de que Brasil podría incumplir sus objetivos fiscales este año.

Para la presidenta Rousseff, los problemas con sus aliados de la coalición se ven agravados por supuestas rupturas dentro de su propio Partido de los Trabajadores (PT) y por las relaciones tensas con su mentor, Luiz Inácio Lula da Silva, el expresidente de Brasil.

La tensión se ha centrado en la designación de Levy, un economista de tendencia ortodoxa, graduado de la Universidad de Chicago. Su programa de austeridad fiscal, que incluye el recorte de beneficios y el aumento de los impuestos y de las tasas de interés, está haciendo peligrar relaciones con los elementos más izquierdistas del partido.

La lista de Janot podría profundizar esta brecha, según analistas. Ellos consideran que si un gran número de políticos del PT están involucrados, Rousseff podría verse obligada a elegir entre tratar de defender el partido o proteger su legado como presidente. El dilema sería especialmente espinoso si se implica a Lula da Silva en el escándalo, pero al final se espera que Rousseff intente salvarse a sí misma.

"Ella no se va a pique con Lula ni con el PT", aseveró João Augusto de Castro Neves de Eurasia Group.

El siguiente paso en la investigación de Petrobras será que la corte suprema autorice la investigación de los políticos por parte del fiscal general. Esta aprobación, la cual se espera también involucre la publicación de los nombres de la mayoría de los sospechosos, podría ocurrir muy pronto. Pero la investigación y los juicios podrían tardar años, según dijeron los analistas.

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