Después de más de media década de discusiones sobre reglas para todo, desde flujos de datos hasta subvenciones del sector pesquero, Estados Unidos y otros 11 países (Australia, Brunei, Canadá, Chile, Japón, Malasia, México, Nueva Zelanda, Perú, Singapur y Vietnam) están a punto de finalizar uno de los mayores acuerdos comerciales jamás llevado a cabo: el Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP, por sus siglas en inglés).
¿Pero, realmente sucederá?
Para cerrar el trato, el presidente estadounidense Barack Obama necesita obtener del congreso la autoridad para negociar por "vía rápida", lo cual garantizaría que los 535 miembros de la legislatura estadounidense no tratarían de renegociar lo que la administración ya ha decidido con otros países.
Existe apoyo para este acuerdo, pero también una oposición extremadamente intensa. A continuación se presentan cinco razones por las cuales Obama enfrenta un gran reto:
1. El congreso parece estar cada vez más desordenado
A principios de enero, cuando los republicanos lograron obtener la mayoría tanto en la cámara de representantes como en el senado por primera vez en ocho años, los líderes del partido dijeron que el comercio y la reforma fiscal encabezarían una agenda económica, la cual contaba, al menos, con algún apoyo bipartidista.
Menos de tres meses más tarde, el congreso sigue siendo presa de la misma disfunción que ha paralizado los esfuerzos del partido republicano para avanzar sus prioridades legislativas clave, y ha sembrado dudas en cuanto a si los próximos dos años serán de alguna manera diferentes a los seis anteriores. Obtener cualquier resultado parece cada día más difícil.
2. El comercio aún es tema complicado en Estados Unidos
Obama ha promocionado el comercio como un medio de crear empleos y elevar los salarios, pero hasta él sabe cuán difícil es vender este asunto en Estados Unidos. Parte de la dificultad es que, desde que el Tratado de Libre Comercio de América del Norte entró en vigor hace dos décadas, el debate se ha transformado en pánico acerca de que los empleos emigren a China.
El resultado es una población estadounidense desconfiada: una encuesta de Pew el año pasado reveló que la mitad de los habitantes cree que el comercio destruye empleos.
3. La izquierda se está oponiendo encarecidamente a Obama en asuntos de comercio
No es sólo la población: Obama enfrenta oposición dentro de su propio partido y de los sindicatos, los cuáles siempre han tenido estrechos vínculos con él.
La Federación Estadounidense del Trabajo y Congreso de Organizaciones Industriales (AFL-CIO, por sus siglas en inglés), el mayor sindicato del país, está ejerciendo gran presión, amenazando con retirar las donaciones para las campañas electorales de cualquier miembro del congreso que vote a favor de la Autoridad de Promoción Comercial (conocido como “Fast Track”) o del TPP.
Elizabeth Warren, la senadora de Massachusetts que obtuvo renombre tras la crisis de 2008 por criticar a Wall Street, actualmente se opone al TPP y a la concesión de autoridad de “vía rápida” a Obama.
Los republicanos en el Congreso quieren al menos algún apoyo demócrata de la Autoridad de Promoción Comercial (y los rivales luchan vigorosamente para evitar que eso suceda). Los demócratas procomercio experimentan una gran presión por parte de los sindicatos en sus distritos de origen.
4. Los oponentes de derecha tal vez se estén movilizando
Los republicanos tienen mayorías saludables en ambas cámaras del congreso, pero también poco control sobre la derecha del Tea Party, en particular en la cámara de representantes.
Algunas figuras prominentes del Tea Party, como el senador Ted Cruz, han respaldado el TPP y la “vía rápida”, pero, de la misma manera, hay algunos republicanos que votarán en contra de la concesión de la Autoridad de Promoción Comercial a Obama basándose, meramente, en el hecho de que se oponen a concederle cualquier cosa.
La pregunta es cuántos
Los republicanos ganaron 247 de los 435 escaños en la cámara de representantes en las elecciones de noviembre pasado.
Algunos cálculos indican que hasta uno de cada cinco de esos republicanos votará en contra de la Autoridad de Promoción Comercial. Si esto ocurriera, el presidente necesitaría entre 20 y 30 demócratas que lo respaldaran (algo no necesariamente fácil).
5. El tiempo sigue pasando
El mayor desafío para Obama puede ser el factor tiempo. Los principales negociadores del TPP insisten en que una vez que Estados Unidos vuelve a la mesa de negociación con la autoridad requerida, ellos pueden cerrar el acuerdo en cuestión de semanas.
Pero Obama y su equipo creen que incluso un proceso acelerado tomaría seis meses para llevar un acuerdo de la mesa de negociaciones al congreso. Sin embargo, una votación para ratificar el TPP sería poco probable durante un año en el cual se llevan a cabo elecciones presidenciales (y 2016 se acerca rápidamente).
Así es que, si las negociaciones del TPP no han concluido durante los próximos dos o tres meses, los obstáculos políticos aumentarán y el pacto comercial puede que languidezca.
Tim Groser, ministro de Comercio de Nueva Zelanda, dice que la falta de acción por parte del congreso en las próximas semanas podría hacer que el TPP se enfrentara al mismo destino ignominioso que las estancadas discusiones en la Organización Mundial del Comercio (OMC), en donde 14 años de conversaciones han logrado muy poco.
“Éste es un momento crucial”, declaró Groser. “No queremos que [el TPP] corra la misma suerte de la Ronda de Doha de la OMC”.