Durante la Gran Crisis, el desplome del precio del petróleo, si bien fue más fuerte (67,7%), tuvo una duración más corta, de siete meses entre julio de 2008 a febrero de 2009. Con la crisis actual, la caída del precio del petróleo es del 58% y cuando ya se creía que había tocado piso, en enero de este año, y empezaba su recuperación, vino el famoso lunes negro 24 de agosto, cuando por primera vez desde el 15 de enero de 2009 su cotización se situó debajo de los 40 dólares el barril.
Hasta el momento la duración de la crisis actual es de 15 meses, desde junio de 2014.
Ex post, como siempre decimos los economistas con especialización en autopsias globales y de países, la depresión de 2008-2009 inició con una crisis financiera y la acompañó el "hundimiento del comercio” entre julio 2008 y marzo de 2009, con una caída en volumen de 19,3% y en valor de 38%.
Esto fue resultado de la contracción del financiamiento y las devaluaciones competitivas, que tuvo como consecuencia un estancamiento del producto mundial, una caída de -3,4% en el PIB de las economías avanzadas y una fuerte desaceleración de los emergentes, con un crecimiento del PIB de sólo 3,1%.
En la crisis actual, según la Organización Mundial de Comercio (OMC), en el primer trimestre de 2015 el valor del comercio mundial disminuyó en 13%, pero en volumen un 4,8%.
De acuerdo con datos de CPB World Trade Monitor, en el segundo trimestre de 2015 respecto al cuarto trimestre de 2014, el volumen del comercio mundial descendió en 2%, el volumen de las importaciones de los países avanzados aumentó en 0,8%, mientras que las importaciones de los emergentes disminuyeron en 6%.
La crisis actual es muy compleja y se tiende a poner a China en el banquillo de los acusados. Si bien está la desaceleración del PIB de China que en 2014 creció en 7,3% -la tasa más baja en 25 años- y el hecho de que en 2015 estaría por debajo del 7% esperado, no creo que sea responsable en un medio punto porcentual de la fuerte contracción del comercio y de la caída del precio del petróleo de este año.
Por otro lado, y es lo más preocupante, está la contracción del valor de las importaciones chinas que, entre enero y julio de 2015, fue del 14,8% respecto al mismo periodo del año anterior; mientras que sus exportaciones disminuyeron en 0,8%.
Esta fuerte caída de sus importaciones a principios de este año, como se observa en el gráfico, afectó al precio de los commodities que importa y de los cuales tiene una alta participación en el consumo mundial.
Así, según The Wall Street Journal, China consume cerca del 50% de minerales como el cobre, zinc, estaño y plomo, 30% de aceite y harina de soya, una cuarta parte del oro comercializado en el mundo y una décima parte de soya y azúcar; pero sólo consume un 12% del petróleo mundial.
A pesar de lo anterior, la reciente caída del petróleo y otros commodities estuvo más relacionada a factores especulativos alimentados con la crisis bursátil de una bolsa pequeña como la de Shanghái, como también a la espada de Damocles de la Reserva Federal de EEUU (Fed), que desde hace más de un año amenaza con subir sus tasas, afectando el "sentimiento” de los mercados que se adelantan cada vez a sus anuncios y ya habrían descontado su posible efecto.
Por fin el Banco Mundial y los Bancos Centrales de países emergentes reaccionaron ante esta conducta del Fed, señalando el riesgo de "pánico y turbulencias” en los mercados emergentes. La reunión de la próxima semana del Fed será clave y se espera que suba aunque levemente la tasa de interés por primera vez desde el 2006 y siete años después de la crisis financiera de 2008, cuando la bajó a casi cero.
Lo que estamos viviendo en realidad es el fin, además del mito de los emergentes, de la era de una tasa de interés cero, que tuvo efectos en el crecimiento muy modestos, puesto que el PIB de EEUU creció en un promedio anual de 1,1% entre 2008 y 2014, y sólo desde 2013 su crecimiento trimestral subió a un promedio de 2,4%, retornando a los niveles previos a la crisis financiera.
Los que sí crecieron, y demasiado, fueron los mercados financieros, los especuladores de commodities, las bolsas de valores y los flujos de capitales hacia los mercados emergentes, de los cuales ya huyeron; es decir, la economía de papel en los tiempos de la globalización.
* El autor, es economista, fue presidente del Banco Central de Bolivia.
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