El anuncio permitió que el real abriera ayer, cuando los mercados reiniciaron operaciones en Brasil tras el festivo de la víspera, con una apreciación del 1,60% frente al dólar, que era vendido a 3,797 reales.
El viernes pasado el real cerró con una depreciación del 2,60% y con el dólar cotizado a 3,859 para la venta, su mayor valor desde que, en octubre de 2002, los mercados estaban asustados con la elección como presidente de Luiz Inácio Lula da Silva, entonces considerado por los inversores como un izquierdista radical.
Hasta la semana pasada el real acumuló en lo que va de este año una depreciación de más del 45%, presionado principalmente por el temor de que Estados Unidos anticipe la subida de las tasas de interés en la mayor economía mundial y por la desaceleración en China.
La crisis económica de Brasil también ha favorecido la caída del real debido a que las proyecciones indican que el país, en medio de una recesión técnica y de un déficit récord en las cuentas públicas, sufrirá este año su mayor contracción en los últimos 25 años (2,44 %) y la inflación más elevada desde 2003 (9,29 %). Para evitar que la moneda brasileña se siga devaluando, lo que a su vez alimenta la inflación en el país, el organismo emisor anunció que utilizará hasta 3.000 millones de dólares de sus reservas internacionales.
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