El mundo tal vez funcione con el petróleo, pero la industria del petróleo funciona con capital, y para los productores de petróleo de esquisto ese capital se está comenzando a secar.
A principios de año era relativamente fácil para las compañías de exploración y producción en Estados Unidos generar capital vendiendo deuda o acciones, a pesar del desplome de precios de petróleo el año pasado causado por una superabundancia mundial. Ahora esas ventas han decrecido velozmente, y el estrés financiero en la industria está creciendo.
Para empeorar las cosas, se acerca la siguiente ronda de redeterminaciones de la “base crediticia”: las evaluaciones de las reservas de gas y petróleo de las compañías utilizadas por los bancos para garantizar sus préstamos.
La industria del esquisto, que ha sido la responsable del crecimiento rápido de la producción de petróleo en Estados Unidos desde 2009, no está a punto de morir. Hay muchas compañías fuertes con estados financieros saludables, bajos costos o ambos, y deberían de ser capaces de sobrevivir el decrecimiento. Pero hay diferencias muy grandes de resiliencia entre las compañías. Aquellas con costos altos o deudas elevadas, o ambas, se enfrentan a un futuro turbulento.
“En retrospectiva, el dinero fácil y un tiempo difícil para encontrar la compañía correcta en que invertir llevó a una incremento excesivo en el crecimiento de la producción de petróleo en Estados Unidos”, dice Edward Morse, presidente mundial de investigación de materia prima en Citigroup. “Hubo compañías que jamás deberían haber cobrado vida y sin embargo cobraron vida”.
Ahora se busca corregir ese excedente. Los analistas esperan una ola de tratos de activos, adquisiciones y bancarrotas corporativas, conforme las compañías más débiles se esfuerzan en evitar el colapso.
Hasta ahora 16 compañías que producen petróleo en Estados Unidos han fallado este año, de acuerdo con Standard & Poor’s, la agencia de calificación.
El mayor incumplimiento ha sido el de Samson Resources, que fue adquirida por un consorcio dirigido por KKR en 2011 por 7,2 mil millones de dólares, y que ya avisó el mes pasado que iba a buscar la protección de bancarrota en septiembre.
Hay ocho productores de petróleo con calificación crediticia de triple C o menor, que significa que “tienen aproximadamente un año o menos antes de que se les acabe el efectivo”, dice Thomas Watters, un director ejecutivo de S&P.
El siguiente obstáculo al que se enfrentan muchas de esas compañías será la redeterminación de la base crediticia, que típicamente ocurre en octubre 1.
Desde la primavera, la expectativa de que los precios del petróleo rebotarían se ha desvanecido rápidamente, significando que los bancos usarán calificaciones más bajas al evaluar las reservas.
Los bancos también han sido advertidos por la Oficina de la Contraloría de la Moneda, el regulador federal, que deben estar pendientes de los riesgos involucrados en prestar dinero a compañías de petróleo y gas, provocando miedo de que los préstamos a negocios que necesitarían sólo un poco más de tiempo para ser viables financieramente podrían ser retirados.
Aunque mantengan vivas a compañías frágiles, los bancos seguramente querrán recortar sus préstamos, dice Mark Sadeghian, de la agencia calificadora Fitch.
Conforme las compañías buscan persuadir a inversionistas y bancos para que las respalden, sus costos se están volviendo críticos. Bajo presión por la caída de precios tanto del petróleo como del gas natural, las compañías de Estados Unidos de exploración y producción han realizado proezas importantes en el recorte de costos (en algunos casos por hasta un 25 por ciento) a la vez que incrementan su productividad.
EOG Resources, la primera compañía que produjo petróleo de esquisto productivamente, dijo el mes pasado que había reducido el costo de perforación de un pozo y de comienzo de operación en la formación de Eagle Ford al sur de Texas a 5,5 millones de dólares, menos que los 6,1 millones del año pasado, pero produciendo más petróleo.
Whiting Petroleum, el mayor productor en la formación Bakken de Dakota del Norte, dijo a principio de este mes que los “resultados mejorados” (utilizar mayores volúmenes de arena al fracturar pozos para liberar el petróleo) podría elevar la producción por 40 o 50 por ciento a la vez de incrementar los costos sólo 15 por ciento.
Sin embargo, este sector es un grupo heterogéneo. Un reciente estudio encontró que el productor de petróleo con el menor costo de ciclo total por barril (una medida que combina el gasto de la extracción del crudo más el gasto necesario para reemplazar las reservas) era Seven Generations, aproximadamente de 20 dólares. Los productores con mayor costo eran Breitburn Energy Partners y Denbury Resources, alrededor de 70 dólares, según Moody’s, la agencia de calificación responsable de este estudio.
La media del costo de ciclo total del barril era alrededor de 51 dólares para las compañías enfocadas en petróleo, implicando que a los precios actuales de 46 dólares por barril de crudo en Estados Unidos, la mayoría de los productores están perdiendo dinero.
Eventualmente, la oferta y la demanda del mercado mundial de petróleo se equilibrarán, haciendo que los precios del crudo se eleven. La producción de petróleo en Estados Unidos ya está declinando, según la Administración de la Información de la Energía del gobierno, reflejando la caída del 58 por ciento en el número de plataformas de perforación de crudo desde octubre último.
Pero este proceso de reequilibrio del mercado puede durar mucho. Y mientras va sucediendo, muchos productores de petróleo de esquisto seguramente caerán en el camino.
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