En octubre de 2010 se celebró en la sede de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre
Comercio y Desarrollo (UNCTAD, por sus siglas en inglés), una reunión de expertos que trató
sobre la economía verde y las implicaciones para el comercio y el desarrollo sustentable. En
esa ocasión se produjo un interesante intercambio de información y puntos de vista sobre el
término de economía verde y sus implicaciones en el contexto del desarrollo sostenible y la
erradicación de la pobreza, resaltando el papel de la economía verde como nuevo
paradigma y como componente accionador del desarrollo sustentable. En tal sentido, podría
tener el potencial de brindar nuevos ímpetus al comercio y la inversión en las economías de
los países en desarrollo.
Los expertos indicaron, entre otros, que el concepto de economía verde fue definido hace
más de veinte años como el “apuntalamiento económico de la idea de desarrollo
sostenible”. Más recientemente, y a la luz del tratamiento del tema en los foros
internacionales, se ha acordado que el término es un subconjunto del desarrollo sostenible y
debería ser utilizado para permitir ese proceso.
La UNCTAD, en el documento de base de la reunión de expertos, define a la economía verde
como un proceso productivo que resulta de la mejora del bienestar humano y la reducción
de las desigualdades, al tiempo que limita los riesgos significativos en materia ambiental y de
escasez ecológica para las generaciones futuras.
De igual manera, la economía verde pudiera tener varios significados y alcances, y verse
como:
- un sector económico (tierra, agua, biodiversidad, energía, etc.)
- con una connotación de buenas prácticas, tales como consumo y producción
sostenibles, estrategias integradas, responsabilidad social, etc.
- un conjunto de políticas para lograr los objetivos de desarrollo (precios, impuestos,
subsidios, inversión pública o educación)
- un proceso de transición que incluya las políticas y prácticas anteriormente señaladas
- el objetivo final donde las prácticas y políticas sean adoptadas universalmente.
Si se relaciona con el comercio y la inversión, surgen tres tipos de preocupación, porque
podría utilizarse a la economía verde con fines proteccionistas, para obligar a ciertas
economías a emprender cambios estructurales y como un elemento asociado con la
imposición de condicionalidades.
En todo caso, las diferentes concepciones del término economía verde pudieran demandar
mayor flexibilidad para incorporar diversos puntos de vista y enfoques de las diferentes
regiones o países y considerar distintos niveles económicos, sociales y ambientales.
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