De acuerdo al Banco Mundial, se necesita crear unos 600 millones de puestos de trabajo para el año 2030, solo para sostener el vertiginoso ritmo de crecimiento poblacional y evitar que millones de personas caigan en la pobreza.
Así lo expresa la meta 8 de los Objetivos de Desarrollo Sustentable que el mundo se ha propuesto para 2030: “Promover el crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, el empleo pleno y productivo y el trabajo decente para todos”.
Según la ONU debe elevarse el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) en al menos un 7% anual en los países menos avanzados.
La receta para esto, de acuerdo a los Indicadores de Desarrollo Mundial (i), se logrará con un sector privado pujante que cree empleos de calidad y sustentables y mayores niveles de productividad económica mediante la diversificación, la modernización tecnológica y la innovación, centrando la atención en sectores de mayor valor añadido y uso intensivo de mano de obra, para lograr un crecimiento económico sustentable.
En la actualidad son las micro, pequeñas y medianas empresas, especialmente en las áreas de servicios y agricultura, las que emplean a la mayoría de los trabajadores.
Por ejemplo, en América Latina y el Caribe, más del 60% de los trabajadores se desempeña en una empresa de no más de cinco empleados y la tasa de desempleo ronda un promedio del 6,6% de la población en edad de trabajar.
MUJERES Y JÓVENES
Pero quienes más sufren el desempleo y las disparidades en materia de salarios y oportunidades son las mujeres. Globalmente, el 55% de las mujeres participan en la fuerza laboral versus un 82% de los hombres. En muchos países, las mujeres no son remuneradas por su trabajo en negocios familiares. En la región, la tasa de desempleo de las mujeres es un 30% más alta que la de los hombres.
De manera desproporcionada, ellas están empleadas en sectores de baja productividad y en muchos casos no son remuneradas por el trabajo que realizan.
Por su parte, la población joven se enfrenta a grandes desafíos, debido a la falta de experiencia y de formación, y el bajo acceso al crédito.
Si bien la tasa de “ninis” –aquellos que ni estudian ni trabajan– en América Latina está por debajo del promedio mundial del 22%, existen varios riesgos en esta población, según el estudio del Banco Mundial.
El primero tiene que ver con la productividad, justamente uno de los bastiones de la meta 8 para un crecimiento económico sostenible. El estudio revela que a medida que hay más ninis, los ingresos se reducen. Es decir, alguien que es nini hoy, dentro de 20 años, cuando esté en sus mayores años de productividad, es mucho más propenso a tener menos ingresos que quien no lo fue.
La creación de empleos de calidad seguirá constituyendo un gran desafío para casi todas las economías, más allá de 2015.
Para conseguir el desarrollo económico sostenible, las sociedades deberán crear las condiciones necesarias para que las personas accedan a empleos de calidad, estimulando la economía sin dañar el medioambiente. También tendrá que haber oportunidades laborales para toda la población en edad de trabajar, con condiciones de trabajo decentes, según la ONU.
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