El BCB prevé que la crisis en la eurozona tendría eventuales repercusiones en otras economías del mundo, especialmente en las vinculadas financieramente con Europa. Por ejemplo, en la región, la actividad económica en Argentina y Brasil se ha desacelerado desde los últimos meses de 2011. En el caso de la economía brasileña, la política monetaria ha sido expansiva desde mediados del año pasado para atenuar los efectos de la crisis externa. Desde marzo de 2012, las autoridades depreciaron el Real con similar fin. Sin embargo, la creciente incertidumbre financiera y eventuales efectos de la depreciación en la inflación han impulsado al Banco Central de Brasil a intervenir recientemente para detener y revertir este proceso.
En Argentina, la desaceleración económica ocurre en un contexto más complicado, puesto que la permanente depreciación desde 2008 y la continua expansión monetaria se han plasmado en mayor inflación.
Frente a un entorno internacional adverso, el gobierno argentino impuso diversas restricciones en el mercado cambiario, razón por la cual las cotizaciones oficial y paralela de la divisa estadounidense han diferido en más del 30% en los últimos días. Otras economías de la región, incluida Bolivia, aprovecharon el favorable contexto internacional para acumular reservas y generar “colchones de liquidez” para enfrentar cualquier eventualidad externa. El impacto de la crisis en Bolivia El BCB asegura que la situación de la economía boliviana contrasta con la de otros países por varias razones. En primer lugar, el crecimiento económico ha sido sostenido desde 2006 (4,7% en promedio), pese a la peor crisis económica global de las últimas décadas en 2008-2009 y a la desaceleración mundial en 2011-2012 debido a la crisis de la zona euro. Además, Bolivia tiene la segunda inflación acumulada más baja de los países de la región (1,2% hasta abril de 2012); y una variación moderada de 4,2% respecto a similar mes de 2011. En segundo lugar, desde 2006 existe una situación de superávit gemelos en las cuentas fiscales y en la cuenta corriente de la Balanza de Pagos (2,4% y 0,7% del PIB en el primer trimestre de 2012, respectivamente). Junto a una baja deuda pública, han confluido en una situación acreedora del país frente al resto del mundo (17,1% del PIB en la Posición de Inversión Internacional). Por otro lado, se ha recuperado exitosamente la confianza en la moneda nacional, puesto que 72% de los créditos y el 66% de los depósitos están en bolivianos.
Las fortalezas económicas se han reflejado en la continua mejora en la calificación de riesgo soberano del país por parte de agencias internacionales. Estos antecedentes muestran una posición sólida de la economía boliviana, cuyo desempeño macroeconómico está ubicado en el puesto 32 de 142 países a nivel mundial, según el Índice de Competitividad Global 2011-2012 elaborado por el Foro Económico Mundial. El representante del Banco Mundial en Bolivia Faris Hadad-Zervos destacó los “impresionantes” cambios económicos en Bolivia, sobre todo la tasa de crecimiento promedio de la economía de 4,5% en los últimos siete años, así como el aumento del ingreso per cápita en casi 20% en el mismo período. El funcionario evaluó que mientras muchos países sufren la crisis financiera internacional, Bolivia amortigua sus efectos con su política macroeconómica y aumenta la inversión pública, ya que las reservas internacionales superaron los 12 mil millones de dólares.
Comparadas con las de otros países de la región, las reservas de Bolivia son las más altas como proporción del PIB (50%). El BCB espera que en 2012 Bolivia tenga un crecimiento destacable en la región, como ocurrió en 2008 y 2009, por la fortaleza de sus fundamentos y por una demanda interna vigorosa y sostenible. Además, las repercusiones de la crisis internacional serían limitadas, dada la necesidad energética de Brasil y Argentina, lo cual implicaría la continuidad del dinamismo de las exportaciones de gas a ambos países. Según el ente emisor, no existen justificativos para desvalorizar la moneda nacional.
El régimen de tipo de cambio deslizante adoptado contribuye a reducir la incertidumbre y la volatilidad en el mercado cambiario y en la economía en general; y ha sido exitoso en los últimos años para enfrentar eventos externos de mayor magnitud. Las autoridades del BCB y del Ejecutivo fomentarán la actividad económica por medio de programas de inversión pública y una política de inyección gradual de liquidez, con el fin de preservar la estabilidad y crecimiento económicos del país, sin descuidar el control de la inflación
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