Esos días han quedado atrás. Los precios del petróleo se zambulleron de nuevo la semana pasada, y el crudo venezolano se desplomó a 40 dólares el barril. El Fondo Monetario Internacional también prevé que la economía se reducirá en un 7 por ciento este año y el país ha estado quemando rápidamente sus reservas para tapar lo que Moody’s, la agencia de calificación de riesgo, estima es un déficit de financiación externa de 30 mil millones de dólares sólo en este año.
Ahora los tenedores de bonos se están apresurando para protegerse contra un incumplimiento el próximo año, empujando la demanda de los swaps de incumplimiento crediticio (CDS) venezolanos a un récord esta semana. Los inversores se preguntan si el deseo de Maduro por mantener los compromisos de deuda de su predecesor finalmente está comenzando a agrietarse ya que Venezuela enfrenta inflación descontrolada y escasez de productos básicos.
Ningún otro país productor de petróleo ha sentido el dolor de la caída del precio tan agudamente como Venezuela, donde las ventas de crudo representan el 96 por ciento de las exportaciones. Los economistas estiman que la caída de los precios del petróleo por un dólar equivale a un golpe de 700 millones de dólares a los ingresos del Gobierno.
El precio de los CDS de Venezuela, una forma de contrato de seguro contra un prestatario incumpliendo sus deudas, se ha disparado en el último mes dada la renovada debilidad de los precios del petróleo. Los precios de los CDS a cinco años han incrementado 31,2 por ciento, superando el récord de enero ya que los inversores se preocupan por la cantidad de dinero que le queda al país para liquidar los pagos.
A pesar de que se recuperó algo recientemente, tal vez como resultado de un acuerdo sobre la deuda con Jamaica y un préstamo de China, las reservas de divisas han caído fuertemente de 24,2 mil millones de dólares a finales de febrero a su punto mínimo en 12 años de 15,3 mil millones a finales julio.
Sin embargo, con un 80 por ciento de las reservas del Banco Central de Venezuela (BCV) en oro, según Bank of America Merrill Lynch (BofA), la caída de los precios en 5,7 por ciento este año no ha ayudado. Los analistas de Barclays estiman que la caída recortará mil millones de dólares de sus reservas si los precios del lingote no se recuperan.
Maduro ha raspado el fondo del barril con el fin de recaudar dinero, vendiendo una refinería en Estados Unidos en junio y solicitando a sus vecinos del Caribe la amortización anticipada de préstamos de petróleo, con un promedio del 50 por ciento de descuento.
"Sobra muy poco", advierte Jaime Reusche, analista sénior de Moody’s, que predice una probabilidad mayor del 50 de incumplimiento en 2016.
El total de pasivos del servicio de la deuda de Venezuela asciende a 128 mil millones de dólares en los próximos 24 años. Pero lo más preocupante para Maduro es que alrededor del 25 por ciento de esa cantidad debe pagarse en los próximos tres años, según BofA.
Francisco Rodríguez, economista venezolano de BofA, reconoce que Caracas todavía tiene un poco de combustible en el tanque y estima que hay unos 61 mil millones en activos estatales que podrían ser vendidos para tapar los agujeros.
"Venezuela podría seguir pagando a los tenedores de bonos por más tiempo del que pagará un sueldo a Maduro", dice, aludiendo a las elecciones parlamentarias de diciembre que pueden comenzar a erosionar el agarre del Presidente venezolano en el poder, si el partido de gobierno socialista es derrotado por una oposición dividida.
La falta de datos oficiales significa que las estimaciones anuales de inflación fluctúen desde 115 por ciento, de acuerdo con Moody’s, hasta el 722 por ciento, según Steve Hanke, del Instituto Cato, destacando que todas las opciones son doloras para el país.
El mes pasado, Maduro se acogió al “No” en el referéndum del rescate de Grecia, aludiendo "terrorismo financiero" del FMI. Los analistas de Barclays advirtieron en una nota que los comentarios podrían sugerir un punto de inflexión en la larga trayectoria de compromiso del Gobierno venezolano para pagar sus deudas.
Jan Dehn, jefe de investigación de Ashmore, una empresa de inversión que posee deuda venezolana, cree que Maduro elegirá ajustes dolorosos sobre el impago de las deudas del país ya que el riesgo para la empresa petrolera estatal es demasiado grande.
"Si Venezuela incumple en el pago de cualquiera de estos activos, serán cortadas también las líneas de crédito que actualmente mantienen a PDVSA en el negocio", dice.
El riesgo para los tenedores de bonos es limitado en esta etapa, argumenta el Sr. Dehn, señalando que bonos venezolanos a cobrar en 2022 ya se venden cerca de su tasa de recuperación a 39,75 centavos de dólar, ligeramente por encima de los 37 centavos a los que se comercializaban en enero.
"Su riesgo a la baja es de 10 centavos por dólar, pero su riesgo al alza si no quiebran es alto", dice. Los bonos venezolanos con vencimiento en febrero 2016 se venden en 81,5 centavos de dólar, lo que sugiere que no se espera un incumplimiento antes de esa fecha.
Con el suministro de crudo mundial superando la demanda hasta finales de 2016, según la Agencia Internacional de Energía, podría ser sólo una cuestión de tiempo para la nación dependiente del petróleo.
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