miércoles, 5 de agosto de 2015

Beijing enfrenta un dilema después de la caída del mercado de valores

Después de que el mercado de valores de China experimentó su segundo peor día el lunes de la semana pasada, todos los ojos miran hacia Beijing, donde el Gobierno enfrenta un dilema serio y un desafío a su credibilidad.

Las medidas de intervención sin precedentes desplegadas en el último mes incluyen la prohibición de ventas en corto y de las ofertas públicas iniciales, las compras de acciones forzadas por parte de los inversores de propiedad estatal, la prohibición de las ventas de los principales accionistas y apoyo al crédito directo del banco central.

Durante tres semanas consecutivas, el índice de referencia de China ha subido desde el mínimo que alcanzó a principios de julio, cuando el Gobierno dio a conocer la mayoría de estas medidas después de un derrumbe de más de 30 por ciento en menos de un mes.

Pero después de un desempeño mediocre durante casi todo el día, la liquidación se reanudó en las últimas operaciones de ese lunes, elevando el Índice Compuesto de Shanghái de una caída de alrededor del 3 por ciento a las 14:00 para cerrar una hora más tarde un 8,5 por ciento a la baja.

Para el lunes en la noche las autoridades aún no habían dado indicaciones de lo que planean hacer a continuación, y los funcionarios del banco central y la Comisión Reguladora de Valores de China se negaron a responder preguntas al ser contactados por el Financial Times.

"Si (el Gobierno) no hace nada todos sus esfuerzos anteriores fueron en vano. Pero si continúan con las labores de rescate, entonces el agujero se hará más grande y más grande", dijo Zhu Ning, decano adjunto del Instituto Avanzado de Finanzas de Shanghái. "Esperamos que los reguladores respeten el mercado y las reglas del mercado".

Un gran problema para el Gobierno es que su falta de respeto a las reglas del mercado en el pasado y el repunte subsecuente han dejado a los inversores esperando cada vez mayor intervención de las autoridades cada vez que el índice baja.

"Hoy todos están observando las acciones de los políticos, sobre todo para ver si habrá más fondos de rescate del Gobierno", dijo Ye Tan, comentarista del mercado de valores con sede en Shanghái.

En China, las acciones sólo pueden subir o bajar por un máximo de 10 por ciento en un día determinado antes de que sean automáticamente suspendidas temporalmente.

El lunes, casi 1.800 acciones (más del 60 por ciento de todas las acciones que cotizan en Shanghái y Shenzhen) cayeron al límite diario de 10 por ciento y fueron suspendidas, lo que sugiere que la caída general del mercado habría sido mucho mayor a 8,5 por ciento si no fuera por esta regla.

Otro problema que enfrentan las autoridades chinas es la preocupante ausencia de un motivo obvio para la caída del lunes.

Algunas posibles razones sugeridas por analistas chinos oscilaron desde el aumento del precio de los lechones hasta las expectativas de que la Reserva Federal de Estados Unidos no tardaría en aumentar las tasas de interés.

El índice de precios al consumidor de China se inclina fuertemente hacia los alimentos básicos como el cerdo, y si la inflación aumentara restringiría la capacidad del banco central para seguir aflojando la política monetaria para apuntalar los precios de las acciones y la economía en general.

La caída bursátil del lunes aumentará la presión sobre el Partido Comunista gobernante para reducir aún más las tasas de interés y reducir la cantidad de reservas que debe tener un banco, sobre todo porque la mayoría de los indicadores muestran que el crecimiento del PIB continúa desacelerándose.

China creció un 7,4 por ciento el año pasado, su ritmo más lento en 24 años, y Beijing tendrá que luchar para alcanzar su objetivo de crecimiento de "alrededor del 7 por ciento" de este año después de que la economía creció exactamente 7 por ciento en los dos primeros trimestres.

Un número creciente de prominentes funcionarios y exfuncionarios está pidiendo más medidas para impulsar el crecimiento, que ha sido socavado por el estallido de una burbuja inmobiliaria, así como la caída de las utilidades corporativas.

El lunes, Zhu Baoliang, director del departamento de pronóstico económico del Centro Estatal de Información, un organismo de investigación del Gobierno, dijo a Reuters que la caída de la bolsa está teniendo un profundo impacto en la economía real y que es esencial que las autoridades reduzcan las tasas de interés y aflojen la política monetaria.

Las cifras oficiales publicadas el lunes mostraron que los beneficios empresariales industriales en China cayeron un 0,7 por ciento en el primer semestre del año, y las ganancias cayeron en junio respecto al año anterior por primera vez en tres meses.

Aparte de sus esfuerzos desesperados para apuntalar el mercado de capitales, muchos analistas se quejan de que la credibilidad del Gobierno se ha debilitado aún más por un flujo constante de predicciones excesivamente positivas de los funcionarios de alto nivel con respecto a todos los aspectos de la economía de China.

En reuniones privadas con dignatarios extranjeros en las últimas semanas, el presidente de China, Xi Jinping, y el primer ministro, Li Keqiang, han proporcionado consistentemente garantías amplias de que China logrará sus objetivos y seguirá creciendo con fuerza, según personas informadas sobre las visitas.

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