miércoles, 5 de agosto de 2015

EEUU pudiera representar un público difícil para el papa Francisco

La elección del Papa Francisco en 2013 para liderar la Iglesia provocó un sentimiento de esperanza entre los católicos estadounidenses de que su estilo humilde, sus planes reformistas y su conexión con el continente americano pudieran revivir la iglesia en Estados Unidos.

Pero después de más de dos años, los sentimientos de los estadounidenses (y sobre todo los de los conservadores) parecen haberse enfriado en relación con el pontífice argentino de 78 años de edad antes de la tan esperada visita de septiembre.

Una nueva encuesta de Gallup mostró que el índice de favorabilidad del papa Francisco entre los estadounidenses se ha reducido a 59 por ciento de 76 por ciento en febrero de 2014. Este índice está por debajo de los niveles registrados por el Papa Juan Pablo II durante la mayor parte de su papado, aunque todavía es ampliamente mejor que el de su predecesor, el papa Benedicto XVI.

El aparente desencanto se ha manifestado tras una escalada en los últimos meses en la retórica del Papa contra el capitalismo global.

En un viaje a Latinoamérica este mes, el Papa llamó a los mercados libres sin restricciones el "excremento del diablo" y una "dictadura sutil", y en la encíclica del mes pasado (la expresión más importante de la enseñanza papal) execró a los grandes negocios por el saqueo de la naturaleza.

El llamamiento del Papa a actuar en relación con el cambio climático también ha resultado incómodo para los políticos republicanos que todavía cuestionan la ciencia detrás del calentamiento global.

"No hay duda de que Estados Unidos es un público particularmente difícil para el mensaje de este Papa", dijo John Allen, editor asociado de Crux, sitio web católico con sede en Boston. "De alguna manera hay una percepción de que éste simplemente no es nuestro Papa... No es sólo el material anticapitalista, sino también su deseo de levantar la periferia en lugar del centro, y de acuerdo a la mayoría de los estándares, nosotros representamos el centro".

Una imagen reciente del Papa recibiendo un crucifijo con la forma de la hoz y el martillo como regalo del presidente boliviano izquierdista Evo Morales este mes puede haber sido particularmente irritante para el sinnúmero de estadounidenses que instintivamente desconfían, o que repelen, el socialismo.

"Con el papa polaco Juan Pablo II y el alemán Benedicto XVI, los conservadores sabían que el Vaticano se oponía totalmente al comunismo", declaró Catherine Pepinster, editora de The Tablet, el semanario católico internacional con sede en el Reino Unido. "Pero ellos no están tan seguros en lo que se refiere al papa Francisco; les preocupa que sus raíces latinoamericanas lo convierten en un teólogo de la liberación, un izquierdista encubierto".

Mary Gauthier, investigadora principal del Center for Applied Research en el Apostolate en Georgetown University, cuestionó la importancia de la encuesta. "Probablemente es estadísticamente significativa, pero no representa un cambio importante en ningún sentido", dijo. "Creo que vamos a ver que los índices van a aumentar de nuevo en septiembre, cuando el Papa venga... porque todo el mundo estará emocionado".

La Iglesia Católica ha estado tratando de revertir la disminución a largo plazo del número de feligreses estadounidenses.

Entre 2007 y 2014, se redujo en 3 millones a alrededor de 51 millones (o el 20,8 por ciento de la población) de acuerdo con el Pew Research Center.

El destino del catolicismo en Estados Unidos no es sólo importante por la enorme cantidad de fieles (comparable con el número de católicos en Italia), sino también porque los católicos estadounidenses representan una enorme fuente de financiación para las actividades caritativas y para las organizaciones de la Iglesia en todo el mundo.

Aunque la mayor parte de la decepción parece estar manifestándose entre los estadounidenses conservadores (donde la favorabilidad del papa Francisco se ha desplomado del 72 por ciento al 45 por ciento) los liberales también están menos entusiasmados. El apoyo del Pontífice por parte de los estadounidenses de tendencia izquierdista se ha reducido del 82 por ciento al 68 por ciento, según la encuesta de Gallup publicada la semana pasada, posiblemente porque él no ha actuado lo suficientemente rápido para relajar la rígida actitud de la Iglesia en relación con la homosexualidad, el divorcio, y el sacerdocio femenino.

Los funcionarios del Vaticano descartan las encuestas y aseguran que el Papa espera con entusiasmo el momento de la visita de septiembre (el primer viaje a Estados Unidos de su vida) que lo llevará a Washington, Nueva York y Filadelfia.

"No nos sentamos a considerar asuntos y decir que las cosas están empeorando, que necesitamos una reducción de impuestos para la clase media", dijo un alto funcionario del Vaticano. "El Papa es católico, no es de la derecha y no es de la izquierda. Por cada punto que se puede anotar en la derecha, se puede anotar otro en la izquierda, y si él molesta tu conciencia sólo significa que está llevando a cabo su labor", declaró el funcionario.

Sin embargo, el funcionario del Vaticano también señaló que el Papa (que ha estado repasando su inglés y preparándose para el viaje a Estados Unidos durante el caliente verano romano) pudiera ajustar su lenguaje, aunque moderadamente, para que sea más atractivo para los estadounidenses. "No cabe duda de que va a representar un reto para los estadounidenses; él no va allí simplemente para ser agradable", dijo. "Pero no es lo mismo que ir a Bolivia: no se podría ir exactamente con el mismo mensaje", añadió.

Allen de Crux cree que, una vez que Francisco toque suelo estadounidense, gran parte del debate sobre su decreciente popularidad se desvanecerá en medio de las grandes multitudes y la cobertura positiva de los medios, por lo que la visita estadounidense seguramente representará un éxito significativo.

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