El gigante asiático se levanta de su letargo, ya que no es suficiente el crecimiento que experimenta los últimos años, de 7 por ciento en promedio, luego de haber logrado una tasa de 10.5 por ciento e inclusive llegó a 12 por ciento.
Sin embargo, hay diferentes explicaciones sobre la decisión de China, unos atribuyen a decisiones políticas, otras a económicas y otras a presiones internacionales. Lo cierto es que está más cerca el argumento político.
GUERRA DE DIVISAS
Para Juan Ramón Rallo Julián, economista y abogado español de la escuela austriaca, en su artículo publicado de vozpopuli.com, la triple devaluación del Yuan por parte de China ha generalizado los temores de que pueda desatarse una guerra de divisas internacional. “Incluso muchos de los que han defendido durante años las devaluaciones competitivas como vía para superar la crisis económica occidental observan con cautela el ciclo de acontecimientos que podría desencadenar la nueva política cambiaria china. No es para menos: toda guerra de divisas es un proceso de destrucción mutua asegurada”, sostiene.
Mientras tanto, el ministro de Economía y Finanzas Públicas de Bolivia, Luis Arce Catacora, señaló que la decisión de China tiene implicancias positivas y negativas. Una parte señala que va a inundar los mercados con sus productos, busca ser más competitiva en el mercado internacional y la otra, señala que si los resultados son positivos para el gigante asiático la demanda de materias prima nuevamente se puede reactivar.
TEMA POLÍTICO
Sin embargo, Rallo subraya que las decisiones sobre la devaluación de monedas, más es un tema político. El economista señala que una devaluación monetaria no incrementa el valor por unidad de input (esto es, generar la mayor utilidad al menor coste de oportunidad posible) generada por las empresas de un país. La productividad del país que devalúa sigue siendo la misma pero, en cambio, ven mejorada su competitividad internacional gracias a que han hundido el valor de su divisa frente a otras monedas. La producción total no se incrementa: tan sólo se redistribuyen el acceso a los mercados, aclara.
COINCIDENCIAS
Esa explicación coincide con la realizada por el ministro Arce el pasado lunes, al argumentar el porqué no devalúan la moneda nacional, e indicaba que los países que lo hicieron no aumentaron sus exportaciones, mientras la economía nacional creció en sus ventas al mercado de afuera, y que por lo tanto no había razón de ingresar en este terreno, dijo.
GUERRA DE DIVISAS
La devaluación del yuan en 4,5% constituye un episodio más de la guerra de divisas que viene reproduciéndose entre las principales economías mundiales desde el comienzo de la crisis, señala Rallo.
“No en vano, desde que (el Sistema de) Reserva Federal de Estados Unidos (FED), puso en marcha los QE, (indicador de referencia para manejo cambiario) el dólar se ha depreciado un 11% con respecto a la divisa china; desde que Japón ejecutó el Abenomics, (similar al FED) el yen lo ha hecho en un 37%; y desde que se implementó el programa de deuda pública europea, el euro ha caído un 21%. Todas las economías han intentado dopar su proceso de recuperación sin proceder a una reestructuración profunda de sus aparatos productivos y de su apalancamiento financiero”, sostiene.
MÁS DÓLARES
El economista señala que el experimento no ha salido gratis, al menos para los países emergentes: la flexibilización cuantitativa de la FED inundó el mundo de dólares (salidas de capitales estadounidenses buscando una mayor rentabilidad) contribuyendo a expandir el crédito bancario local y a generar una burbuja de activos en los mercados emergentes (incluido el valor de sus divisas); y posteriormente los mecanismos del Japón y Europa ayudaron a diferir el pinchazo de la burbuja de activos en los emergentes después de que la FED anunciara sus medidas y con éllas, comenzaran a regresar los capitales desde los emergentes hacia EEUU.
La sangre no terminó de llegar al río porque los fundamentales de las economías emergentes parecían resistir, al menos en los casos de China, India y en menor medida Turquía.
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