Los mercados chinos sufrieron hoy un auténtico lunes negro, ya que al hundimiento de Shanghái se sumó la caída del 7,83 % en la segunda bolsa del país, la de Shenzhen, que tiene una fuerte componente de valores tecnológicos. Shanghái registró su mayor caída en ocho años, tras lo cual entró en pérdidas anuales, y las pérdidas pudieron ser aún mayores ya que en ese parqué la cotización de una empresa se suspende automáticamente si baja más de un 10%, lo que ha hecho que muchos valores no estén operativos.
En Hong Kong, el índice de referencia Hang Seng se precipitó un 5,17 %, su segunda mayor caída del año, y cerró en su nivel más bajo desde julio de 2013. La nefasta jornada bursátil en China se extendió como un tifón por el resto de plazas asiáticas, y así Tokio perdió un 4,61 %, su mayor caída desde mayo de 2013, con pérdidas destacables en Seúl, Taipei y los mercados de todo el sureste asiático.
Y la mala jornada asiática se tradujo, a su vez, en la apertura con fuertes pérdidas en las principales bolsas europeas: Londres, Fráncfort, París y Madrid abrieron hoy con caídas de entre el 2,55 y el 3,24 %. Según varios analistas, esta larga racha de pérdidas en las bolsas chinas se debe a varios factores, especialmente las dudas sobre la marcha de la economía del país, la segunda mayor del mundo, después de unos datos macroeconómicos mediocres en los últimos meses, que alimentan las dudas sobre el crecimiento de China a medio plazo.
Además, en las últimas semanas se está produciendo una salida de inversiones en yuanes tras la devaluación de la divisa china que tuvo lugar a comienzos de este mes. La caída del precio del petróleo a nivel internacional, debido al elevado nivel de oferta y al temor a que la economía mundial se ralentice, ha alimentado a su vez la espiral descendente en las acciones de las empresas petroleras y del sector energético chino.
Bernard Aw, un analista de la firma financiera IG, atribuyó la caída de las bolsas chinas a las menores compras estatales destinadas a sostener el precio de las acciones y al peso de la ralentización de la economía global, según dijo en declaraciones a Efe desde Singapur. Según explicó, en las últimas dos semanas el Gobierno ha reducido las compras de valores (sobre todo de grandes empresas) a fin de "desincentivar el abuso al apoyo estatal" al mercado.
Aw también sitúa a esta caída en el contexto del sentimiento "pesimista" de los mercados globales, debido al débil crecimiento a nivel mundial, la caída de los precios de las materias primas y los riesgos deflacionarios. Este desastroso inicio de la semana en las bolsas chinas y de Hong Kong se ha producido a pesar de la decisión anunciada ayer por el Gobierno chino de permitir a los fondos de pensiones del país invertir hasta un máximo de un 30 % de sus activos en bolsa.
La medida, tomada tras las fuertes pérdidas en los parqués del gigante asiático durante la semana pasada, podría suponer la entrada en los mercados de valores del país de hasta dos billones de yuanes (unos 328.000 millones de dólares, 298.000 millones de euros), según los cálculos oficiales.
Sin embargo, esta decisión parece no haber tenido hoy repercusiones en las bolsas, donde los operadores no esperan un efecto inmediato ni tan amplio como el anunciado por las autoridades A juicio de algunos analistas, los mercados esperaban algunas medidas más drásticas por parte de Pekín.
El banco UBS señaló en un comentario que la volatilidad de los mercados mundiales va a continuar por un tiempo debido a las dudas sobre la economía global que ha hecho que los inversores dejen la renta variable en favor de bonos gubernamentales. Aún así, UBS recalcó su confianza en que este mal momento pasará, comenzando en los mercados de los países desarrollados y por la estabilización de los datos macroeconómicos en China, ayudada por nuevas medidas del Gobierno de Pekín si fueran necesarias.
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