domingo, 26 de abril de 2015

Régimen cambiario y ajuste externo

Generalmente se acepta que el ajuste externo, frente a desequilibrios de balanza de pagos, es más difícil con régimen de tipo de cambio fijo, puesto que la fluctuación del tipo de cambio previene o corrige mejor los déficits externos. El FMI viene predicando que los regímenes de cambio flexible en que el precio de la divisa fluctúe libremente no permitirán que haya desequilibrios en el mercado de cambio. Por definición, si se deja libre el precio de un bien, por ejemplo la papa, no tiene por qué haber excedentes ni faltantes, puesto que el precio de equilibrio iguala la cantidad ofrecida y demandada.
Pero la divisa no es lo mismo que la papa, el tipo de cambio es un precio clave de la economía por sus efectos no solo en el balance externo, sino en el balance del sistema financiero y las empresas y, a nivel macro, por sus efectos en los precios y el nivel del producto. Además, juega un rol muy importante el nivel de reservas internacionales con que cuente un país.
El FMI señalaba que hasta el 2001 la tendencia era abandonar los regímenes intermedios y tender a regímenes de flotación y que después "las decisiones sobre el tipo de régimen cambiario han sido más mesuradas”. Un 50% de los países declaraban, de jure, tener un régimen cambiario flexible debido al interés de los países en que se les considere economías orientadas al mercado, sin embargo, de facto, aplicaban un tipo de cambio fijo o dirigían su flotación con sus bancos centrales. Un reciente trabajo del FMI (WP/14/11) presenta una clasificación más fina, ver gráfico, y encuentra que los países que aplican la flotación libre representan un 27% de 53 economías emergentes (EMs). Aplican la flotación administrada o con intervención del Banco Central, un 49%, mientras que un 21% el régimen de tipo de cambio fijo. El régimen de cambio denominado crawling peg o deslizante, basado en minidevaluaciones o revaluaciones, con que oficialmente se clasifica el régimen de Bolivia, representaba solo un 2% de los países emergentes.
Sin embargo, si bien de jure el régimen cambiario sería flexible, puesto que está vigente el Artículo 1 del DS 21060 que "establece un régimen de tipo de cambio único, real y flexible” y en su Artículo 2, el mecanismo del Bolsín, en los hechos, desde fines de noviembre de 2011 el precio de la moneda nacional respecto al dólar estadounidense continúa estable. Un aspecto meritorio del régimen es que ha permitido al tipo de cambio cumplir a cabalidad con su papel de ancla nominal, posibilitando que la política monetaria alcance su objetivo de inflación baja y estable, como establece la CPE. La estabilidad cambiaria vía administración del tipo de cambio permitió contener la inflación, favorecer la bolivianización y contribuir a la estabilidad del sistema financiero.
Así, el Bolsín contribuyó a la acumulación de reservas desde 2003, cuando empezó el ciclo favorable de los precios de productos básicos y empezó a registrar superávit de la balanza de pagos en cuenta corriente. Adicionalmente, la nacionalización de los hidrocarburos permitió que las divisas de exportación se quedaran en el país y aumenten las reservas internacionales hasta representar un 50% del PIB.
Gran parte de los bancos centrales, después de la crisis financiera, dejaron en los hechos la flotación "limpia” interviniendo sus mercados cambiarios para evitar la apreciación de sus monedas, aumentando el nivel de sus reservas. Sin embargo, el manejo del tipo de cambio varía, países como China y Singapur apreciaron sus monedas mientras subían sus reservas, la India por el contrario depreció su moneda e Indonesia mantuvo estable su tipo de cambio.
En el trabajo del FMI llama la atención que países que registraron déficit de balanza de pagos entre 1980-2011 pertenecen a todos los regímenes cambiarios, siendo éste más elevado en los que tienen el régimen de paridad fija y más bajo en los de flotación independiente. Lo mismo sucede en los países que registraron superávits, registrando los niveles más altos en los de flotación administrada y tipo de cambio fijo. Bolivia hasta el 2014 registró superávit en la balanza de pagos en cuenta corriente y es probable que en 2015 ya no lo tenga, aunque por contar con reservas sólidas está en condiciones de suavizar los efectos del shock externo, también deberá evitar un aumento duradero de los déficits.
*El autor, economista, fue presidente del Banco _Central de Bolivia.

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