domingo, 12 de abril de 2015

La tragedia griega

El ya famoso Alexis Tsipras participó en las elecciones nacionales de Grecia, encabezando una coalición de izquierda, y como no tuvo la mayoría requerida fue elegido Primer Ministro por el congreso de su país, en enero de 2015, y gracias al apoyo decisivo de un partido minoritario denominado "Griegos Independientes”. En su juventud fue militante del Partido Comunista. Desde los años 80 del siglo pasado Grecia fue gobernada por socialistas.
Las primeras decisiones que tomó fue paralizar el proceso de privatización, ofreció sanidad universal, ayuda para los más pobres, reingreso de funcionarios a sus puestos y paga extraordinaria a las pensiones mínimas y decidió con acabar con lo que se denomina la "política de austeridad”. Todo esto suena atractivo para la gente en general y para quienes no comprenden la dramática situación de la economía griega.
Algunos importantes indicadores económicos de Grecia son los siguientes: en el periodo 1994-2007 tuvo un crecimiento de su producción promedia anual del 3,6%, un crecimiento modesto. En ese periodo lo salarios se dispararon, por decisiones políticas. Esto redujo su ya baja competitividad entre los países europeos desarrollados, con los cuales tenía que competir. Grecia se caracteriza por ser un país con un alto intervencionismo gubernamental. Durante mucho tiempo vivió en una burbuja muy por encima a sus posibilidades reales. Durante años, y pese a tener un PIB per cápita muy inferior al de España, el salario mínimo en Grecia era un 50% superior.
En 1980 el gasto público en Grecia con relación a su PIB representaba el 28%. De ahí en adelante su comportamiento fue de continuo crecimiento. En 1990 ya era del 43%, subió al 47% en 2000 y llegó a su cénit en 2009 con un gasto del PIB del orden del 54%.
¿Qué implicó esta situación? Por supuesto que los impuestos no siguieron este ritmo, por lo que continuamente comenzó a expandirse el déficit fiscal. Un déficit fiscal de dos dígitos se hizo normal en el periodo 1988-1993, hasta que se llegó a un ¡15%! en 1990. Si bien en los años siguientes fue bajando este insostenible nivel déficit fiscal, volvió a un déficit de dos dígitos en 2009 y 2010.
¿Qué significa déficit fiscal? Que los gobiernos gastan por encima de su capacidad para captar impuestos. ¿Cómo se logra esto? La respuesta es simple, endeudándose.
En 1980 la deuda pública de Grecia representaba un modesto 23% del PIB, indicador que continuó creciendo en la medida que año tras año ese país enseñaba déficit fiscal. Para 2000 había superado el 100%, llegando a su cénit del ¡175%! en 2013. El Estado griego tiene activos valorados en 300 mil millones de euros (aproximadamente 318.063 millones de dólares) que los podría vender para atender esta inmensa deuda pública. Puede también privatizar islas y playas.
Grecia ha sido calificada como un país quebrado y una de los más pobres y menos desarrollados de Europa. El origen de la tragedia griega no radica en la "austeridad” que se habría impuesto en los últimos años, sino en su "desbocado e insostenible sector público” creado antes. Los bancos griegos se vieron en aprietos porque en su portafolio mantenían una deuda pública que continuamente se desvalorizaba, lo que generó la desconfianza de los depositantes, y a su vez generó la contracción del crédito, tan necesario para el crecimiento económico.
Como en cualquier parte del mundo, ante esta situación se tuvo que inyectar dinero a los bancos para salvar a los depositantes, dinero que vino de Europa, puesto que Grecia ya no tiene dinero propio, en virtud a su ingreso voluntario a la Zona Euro. Es decir, los depositantes griegos fueron rescatados con el dinero de la "troika”. La culpa de este catastrófico escenario recae sobre del Estado y no de los bancos.
Ejemplos patéticos de derroche en Grecia hay muchos. Uno de los principales hospitales de Atenas llegó a tener 45 jardineros para cuidar cuatro macetas que se ubicaban en la entrada. Algunos organismos públicos contaban con 50 conductores por vehículo. El gasto en educación, sanidad y política social fue, de lejos, el que más aumentó hasta el estallido de la crisis de deuda, superando el 31% del PIB en 2012.
Uno de los grandes problemas que enfrenta Grecia es el excesivo empleo público. Los funcionarios públicos, en promedio, llegaron a ganar más que los funcionarios alemanes. Hasta el estallido de la crisis griega, los griegos podían jubilarse a los 61 años, obteniendo una pensión equivalente al 96% de su sueldo.
Ante este dantesco escenario no le quedaba más que regirse por una rigurosa política de austeridad, lo que significa un freno al excesivo gasto público, con todas las consecuencias negativas que esto trae, como es la contracción de la actividad económica en el corto plazo. Desde 2008 hasta 2013 Grecia vivió una depresión económica con continuas caídas en su producción. Pero la luz al final del túnel se vio en 2014, cuando Grecia obtuvo un crecimiento del 0,6% del PIB y se estimaba -antes de la llegada de Tsipras- un crecimiento del 2,9 % para este año. Esta salida a la crisis, hoy, se encuentra en serio riesgo por las decisiones equivocadas que vaya a tomar el nuevo gobierno.
*Profesor emérito de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA) y Miembro de la Academia Boliviana de Ciencias Económicas.

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