El escenario histórico refleja que entre 2000 y 2012, América Latina y el Caribe (ALC) registraron uno de sus mayores crecimientos de su historia, en donde el Producto Interno Bruto (PIB) per cápita se expandió de manera sostenible a una tasa promedio del 2,5%.
No obstante, según las explicaciones del BM en su informe Los olvidados pobreza crónica, se remarca que la bonanza por los altos precios las materias primas no llegó a todos, por dos motivos: los países con las tasas más altas de pobreza crónica fueron los que menos crecieron.
El segundo motivo apunta a que los hogares crónicamente pobres tienden a ser más pobres que los hogares originalmente pobres que lograron escapar de esa situación. Se observa que el crecimiento económico no fue suficiente.
En el documento se precisa: “No obstante, adicionalmente a la generosidad de los programas de asistencia social, para
eliminar la pobreza crónica es preciso alinear mejor las políticas e iniciativas como parte de un enfoque más sistemático y concertado”.
En el país
La Fundación Jubileo hizo notar que la extrema pobreza en el país se redujo de 39,5% (2002) a un 18,8% (2013) y que eso se debe por los buenos indicadores macroeconómicos y por la estabilidad económica.
Hicieron notar que si se quiere mejorar la calidad de vida, ya no alcanzan con bonos o subsidios, sino que hace falta más educación y acceso a trabajos estables con una mejor escala salarial.
Para el Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (Cedla), el principal factor que se debe mejorar es el de la informalidad, que no permite mejorar la condición de vida de los bolivianos
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