miércoles, 10 de abril de 2013

La quiebra del Long-Term Capital Management: Hedge Fund. - III

Los títulos de deuda del sector privado doméstico de los países del grupo de los siete, incluyendo títulos de corto plazo y papel comercial, sumaron al finalizar 1998 casi 10 billones de dólares, de los cuales casi 6 billones corresponden solamente a los Estados Unidos. Durante las semanas de agosto a octubre de aquel año, en medio de la más profunda crisis financiera en años recientes, la sobretasa en la colocación de bonos, incluso de aquellos con elevada calificación, casi se duplicó. El problema radica precisamente en el doble movimiento de descenso en el valor de los activos financieros, junto con la elevación del costo del crédito, con lo que la rentabilidad de las posiciones de los hegde funds se desploma o incluso registra pérdidas. Solamente el descenso en las tasas de interés de la Reserva Federal estadounidense sumadas a la caída del dólar frente al yen y al marco lograron estabilizar nuevamente el costo del crédito, descendiendo las presiones sobre la liquidez. Sin embargo, el problema de la elevada exposición al riesgo de los intermediarios altamente apalancados continua siendo un elemento de fragilidad en los mercados financieros principalmente de los países desarrollados.
La rentabilidad de los mayores bancos estadounidenses tuvo una caída de casi una tercera parte durante 1998, aunque se recuperó durante 1999 (FMI, octubre de 1999). Muchos de los mayores bancos enfrentaron pérdidas derivadas de su posesión directa de títulos y su exposición en los hegde funds, además de la declinación de sus ganancias en el comercio de títulos. De ahí que se haya iniciado una nueva ola de fusiones, buscando mantener o elevar las ganancias de los accionistas. Sin embargo, bajo la consideración de que la economía de Estados Unidos se encuentra en una etapa muy avanzada del ciclo económico, el temor de un nuevo descenso en la posición de los bancos ha incrementado la necesidad de acelerar la reforma financiera que se discute en el Congreso desde hace varios años, reforma que contempla levantar las restricciones entre los bancos comerciales y el resto de la industria financiera que, de aprobarse, desatará una nueva ola de fusiones. 31 La reforma no se apoyó según consta en los diferentes informes32 de la Reserva Federal donde se analiza la participación de los hedge funds en el estallido de las recientes crisis financieras, por lo cual son el centro de las preocupaciones de quienes se encargan de crear las normas de supervisión y regulación que se espera formen parte de la llamada “nueva arquitectura financiera internacional”; lo que se busca fundamentalmente es que los mercados sean transparentes, de tal forma que proporcionen suficiente información sobre las operaciones que en ellos se realizan, para evitar así más crisis. Sin embargo, el fortalecimiento de la transparencia enfrenta el obstáculo principal de los propios intermediarios y sus reticencias a procesos que impliquen una mayor revelación de sus posiciones, así como el hecho de que éstas cambian de un momento a otro. A pesar de todo, los distintos informes no incluyen recomendaciones que impliquen una mayor regulación directa de los gobiernos sobre los hedge funds, sino en todo caso sobre la supervisión de las posiciones de financiamiento de los bancos y otros intermediarios hacia esos fondos.
En su mayoría, los hedge funds combinan varias monedas fuertes en sus inversiones de alto riesgo y mueven grandes cantidades de flujos de dinero especulando con los diferenciales de los tipos de cambio y según el nivel de riesgo de los países. Las pérdidas o ganancias de los fondos dependen de la habilidad de sus administradores en la toma de decisiones.

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