La nueva economía corresponde a la transformación que tuvieron las
empresas vía la introducción de la tecnología digital en sus operaciones
de financiamiento y en la transformación de las formas de trabajo. Si
bien durante los ochenta las compañías modificaron sus procesos de
calidad, en los noventa hicieron grandes transformaciones a través de
los procesos de reingeniería; la velocidad en la toma de decisiones y en
las formas de financiamiento cobra fuerza a través de la información
digital. Estos cambios radican principalmente en la información digital
y en la oferta de productos en un mundo competitivo. La revolución del
microprocesador creó una nueva generación de empresas tecnológicas
en el ramo de tecnologías para el internet. Se transformaron el
comercio, las operaciones de los negocios y el conocimiento gerencial
(Gates, 1999). Las empresas que nacieron con este objetivo se vieron
fortalecidas a través del aumento de sus acciones hasta marzo del 2000.
Desde entonces, la sobreinversión de activos en dichas empresas y la
competencia del mercado incidió en una caída de los precios que
propició una baja notable de las principales empresas que cotizan en el
indicador tecnológico NASDAQ33 de los Estados Unidos. Como los
consumidores norteamericanos en su mayoría han optado por mantener
sus ahorros en fondos que a su vez cotizan en esas empresas, vieron
disminuir el valor de sus acciones y por ende sus rendimientos, lo que
obviamente redujo sus ingresos y su consumo
El proceso de bursatilización en los noventa superó con creces otros
periodos de la historia económica de Estados Unidos posteriores a la
crisis de 1929. Quizás lo más importante es que no se había presentado
un periodo de cerca de diez años de crecimiento económico continuo,
tasa de inflación estable, tasa de desempleo con tendencia decreciente y
un cambio significativo en la innovación tecnológica. Gran parte del
cuestionamiento se originaba en el indicador de la productividad de las
empresas cuyas ganancias fueron en aumento. Es precisamente el
sector tecnológico y la difusión de las tecnologías en todos los sectores
lo que permite sostener el crecimiento de la “nueva economía" (new
economy). Por el otro lado, el mercado global permitía una mayor
competencia y una caída en los costos de producción acompañada de
precios estables del petróleo.
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