Los bonos globales emergentes en moneda local
han proporcionado una rentabilidad del 12% en lo
que va de año para las inversiones en euros.
Estos mercados disfrutan actualmente de unos
fundamentales más sólidos y es previsible que su
demanda se mantenga. Ya no existe ninguna
duda de que el crédito empresarial emergente se
posiciona como una nueva clase de activo. Pero,
¿qué es preferible? ¿Apostar por Latinoamérica o Asia? En Pictet Asset Management ponen
de manifiesto que la rentabilidad anual de la deuda emergente latinoamericana a lo largo
de los últimos diez años ha sido del 12%, cinco puntos por encima de la asiática. Eso sí:
este retorno se ha generado con una mayor volatilidad, si bien la tendencia apunta hacia un
estrechamiento de la misma.
Según Eugene Choi, especialista de deuda emergente en la gestora suiza, “durante los
próximos diez años la mejor forma para moverse en este mercado es aplicar un estilo de
inversión activa respecto al índice, de manera separada para el bono y la divisa”.
El objetivo de
la casa es ofrecer un crecimiento atractivo del capital en situaciones favorables y protección en
momentos desfavorables del mercado, una estrategia que a su juicio ha sido de probado éxito
en los últimos años. “No es posible ni deseable estar plenamente invertidos en todo
momento y a veces es prioritario preservar capital en previsión de un mercado bajista”,
afirma.
En cualquier caso, Choi recuerda que esta clase de activo apenas tiene siete años y el retorno
sigue siendo atractivo. “Cuando estos activos alcancen madurez suficiente y la rentabilidad del
índice se normalice hacia una sola cifra baja, como consecuencia de la reducción de la prima de
riesgo, quizá tenga sentido un estilo de gestión de rentabilidad total o absoluta. De hecho, es
posible que en diez años no hablemos de deuda emergente, sólo global”, señala.
En este
sentido, la experta considera que estamos en un punto de inflexión. “Tras las rebajas crediticias
de deuda soberana de países desarrollados, una línea separa sus fundamentales de los de
emergentes, de los que entre el 65 y el 70% cuenta ya con calificación crediticia grado de
inversión”.
Una clase de activo que gana adeptos
La mejora de la calificación crediticia de muchas de sus economías ha elevado el interés de los
inversores, al ser una clase de activo que ofrece una mayor rentabilidad a la vez que más
seguridad de la que aportan algunos mercados desarrollados. “A medio y largo plazo, estamos
muy positivos en deuda emergente, especialmente en moneda local. Las emisiones continúan
muy activas y este mercado global, muy joven, sigue creciendo mientras persiste la
prima de riesgo”.
En su opinión, las preocupaciones que pesan sobre el ánimo del inversor no le resta atractivo,
un sentimiento de riesgo global que a su entender podría explicar entre el 30% y el 40% de las
variaciones. “De todas formas, ahora que el BCE y la Fed se han comprometido a prestar
ayuda, las cosas han mejorado y se ha reducido el riesgo extremo”. A esto se añade el hecho
de que se empieza a ver cierta recuperación del crecimiento, especialmente en Asia y
Latinoamérica. En este entorno, los países emergentes tienen, a diferencia de los
desarrollados, capacidad para actuar y ya concentran sus políticas en crecimiento más que
inflación, más aún si se tiene en cuenta que sus objetivos no han sido superados en exceso.
“A diferencia de Europa, en doce meses la mayoría de los emergentes pueden estar en la
senda de la recuperación. Además, aunque en 2013 pueda volver la atención a la inflación, las
previsiones para los próximos nueve meses son de recortes de tipos”. De todas formas, Choi
recuerda que estos mercados siguen siendo idiosincráticos, ya que algunos países han subido
tipos, como Rusia, y otros recortado, como Turquía. En Latinoamérica, por ejemplo, Brasil
empezó a bajar tipos muy pronto con el objetivo de contener la inflación, por lo que ahora los
movimientos adicionales que se produzcan en este sentido podrían ser más pequeños.
La política monetaria asiática
En Asia, por el contrario, esto ha sido menos aparente, dado el soporte que proporciona el
consumo. Países como Corea del Sur o Tailandia han recortado tipos por sorpresa, a quienes
puede seguir Malasia. China, por su parte, se está desacelerando, pero el consenso espera que
crezca este año a un ritmo razonable (entre el 7-8%). “El país sigue adoleciendo de falta de
transparencia, pero sus autoridades son muy sensibles a las exportaciones y quieren contribuir
a su crecimiento y al de otras economías”. En este sentido, Choi recuerda que el 30% de sus
relaciones comerciales son con otros países asiáticos. De acuerdo con sus estimaciones, “es
previsible que China siga aflojando la política monetaria, aunque no necesariamente con
recortes de los tipos de interés”.
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