Estas ventas al por menor subieron un 1,9 por ciento respecto a setiembre, impulsadas en particular por el apetito de los consumidores por las prendas de vestir, anunció la Oficina de Estadísticas Nacionales (ONS). Los economistas encuestados por Bloomberg no esperaban más que un aumento del 0,5 por ciento.
Los consumidores no parecen preocupados por la incertidumbre que rodea a la salida de la Unión Europea, si bien las negociaciones formales entre Londres y Bruselas no han empezado. "Mucha gente esperaba que el gasto de los consumidores se viera afectado por las discusiones en torno al Brexit, pero, al igual que los datos de ayer sobre el desempleo, parece que el Brexit no será un factor de peso en el gasto" por ahora, dijo James Hughes, analista de GKFX.
"El gasto semanal medio ha experimentado incluso su pico anual en octubre, impulsado por las ventas relacionadas con Halloween en los supermercados y las temperaturas más frías propicias a las ventas de ropa", agregó. Este dato es especialmente tranquilizador y se suma a otros dos bastante buenos publicados el martes y el miércoles por la ONE.
La inflación se desaceleró ligeramente hasta el 0,9 por ciento en octubre respecto al año anterior, mientras que la tasa de desempleo se redujo ligeramente hasta el 4,8 por ciento durante el período de tres meses finalizado a finales de septiembre, su nivel más bajo desde 2005.
Ya durante el verano, la economía británica desmintió a la mayoría de analistas que esperaban dificultades inmediatas si vencía el Brexit en el referéndum del 23 de junio. Así, el crecimiento del producto interno bruto en el tercer trimestre (julio a septiembre) fue de 0,5% respecto al anterior.
Pero muchos economistas advierten que la actividad del país sufrirá las consecuencias adversas del Brexit a partir de 2017, cuando las empresas sean más reacias a invertir por las incertidumbres provocadas por esta salida sin precedentes.
Los consumidores pueden sufrir, además, un fuerte aumento de la inflación por la caída de la libra que ya se ha producido pero cuyos efectos no se han manifestado. Los analistas señalan que los salarios podrían no seguir el ritmo de aumento de los precios, que será de 2,8 por ciento a finales de 2017, según estima el Banco de Inglaterra.
Como resultado, el poder adquisitivo de las familias podría caer y con él el consumo. Para hacer frente a este riesgo, el ministro de Finanzas, Philip Hammond, incluirá medidas de apoyo a las familias en la tradicional revisión del presupuesto que se hace cada otoño (boreal) y que tendrá lugar el miércoles.
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