La expansión del Producto Interno Bruto (PIB) de la República Popular China fue el año pasado de 6,9%, la más baja desde 1990, cuando había crecido un 3,8%, en un contexto de aislamiento provocado por la represión el año anterior del movimiento prodemocrático de la Plaza Tiananmen de Pekín.
Los mercados mundiales se agitaban desde hacía semanas por la desaceleración de la segunda economía mundial, que durante años ostentó un crecimiento de dos dígitos y que en 2014 tuvo un incremento de 7,3%.
En el cuarto trimestre de 2015, el PIB chino progresó un 6,8%, en lo que supone un ligero retroceso respecto al trimestre anterior (+6,9%) y el peor resultado desde el estallido de la crisis financiera en 2008.
Tanto los datos anuales como los trimestrales divulgados por la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE) están en línea con las anticipaciones promedio de 18 analistas consultados por la AFP.
"La economía china está en proceso de estabilización, pero aún no se ha estabilizado", dijo a la AFP el economista jefe de Citic Bank International en Hong Kong, Liao Qun.
Expectativas de estímulos
Las bolsas mundiales, que en enero ya anticiparon la desaceleración china, operaban el martes con fuertes alzas, atribuidas a la expectativa de que las autoridades adopten medidas de estímulo para evitar un aterrizaje forzoso del país.
La bolsa de Shanghai, que desde inicios de año había perdido casi un 20%, cerró con ganancias de 3,2%. Hong Kong subió un 2,1% y Tokio un 0,6%.
Los parqués europeos también operaban con ganancias importantes.
"Las expectativas de mayores recortes en las tasas de interés y de las reservas obligatorias de los bancos se han acrecentado después de la publicación de los datos", dijo a la AFP Zhang Gang, analista de Central China Securities.
Los dirigentes chinos, que preveían una expansión de "alrededor del 7%", atribuyen la ralentización a "la nueva normalidad" de un crecimiento menor pero más estable, basado en el consumo interior, la innovación y los servicios en detrimento de las industrias pesadas, las inversiones fomentadas por el endeudamiento y las exportaciones.
La ONE volvió a insistir el martes en las dolorosas "transformaciones estructurales" en marcha: "Es un periodo crucial en el que deberemos superar los retos (...) y seguirá siendo imperiosa la necesidad de profundizar las reformas", afirmó la entidad en un comunicado.
Un proyecto que los datos parecieran ratificar, dado que el sector de los servicios constituyó el 50,5% del PIB en 2015, representando por primera vez más de la mitad del total, según la agencia oficial Xinhua.
Las inversiones en bienes de capital, que reflejan sobre todo los gastos en las infraestructuras, aumentaron por su parte un 10% en 2015, menos que la previsión del mercado (10,2%) y en fuerte desaceleración.
"La situación en 2016 seguirá siendo más o menos la misma que en 2015 y el crecimiento económico de China seguirá confrontado a una situación internacional compleja y volátil", afirmó el director de la ONE, Wang Boan, en una rueda de prensa.
Según el funcionario, ciertos sectores seguirán padeciendo de un exceso de capacidad productiva, pero nuevos actores, como el comercio en línea y las energías renovables, mantendrán todo su dinamismo.
"Pensamos que el crecimiento económico de 2016 se mantendrá estable. Confiamos en ello", declaró.
El Partido Comunista Chino debería reducir sus previsiones para este año, según analistas, que recuerdan que el presidente Xi Jinping consideró que una expansión del PIB de 6,5% debería ser suficiente para responder a las necesidades del país.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) previó en su revisión de datos divulgada este martes que el PIB chino crezca un 6,3% este año, sin cambios respecto a su informe de octubre pasado.
Impactos mundiales
Incluso debilitado, el gigante asiático sigue siendo uno de los principales motores del crecimiento planetario, el actor más importante del comercio internacional y un colosal consumidor de materias primas. Prueba de ello, las bolsas mundiales habían caído a principios de enero tras los sobresaltos registrados en las plazas chinas.
A lo largo de 2015, los indicadores se mantuvieron claramente en rojo: contracción de la actividad manufacturera, enfriamiento del sector inmobiliario y caída del comercio exterior, todos ellos pilares tradicionales del crecimiento chino.
Esa ralentización tuvo un severo impacto en países emergentes, que se habían convertido en los últimos años en grandes abastecedores de materias primas a China.
"Los mercados emergentes deben prepararse para un golpe potencialmente grave", avisó en referencia a la desaceleración china el gobernador del Banco de México, Agustín Carstens, en una entrevista publicada el lunes por el diario británico Financial Times.
"El ajuste podría ser violento y los dirigentes políticos tienen que estar preparados", añadió.
Los impactos también se sienten en el mundo industrializado.
El índice ZEW que mide la confianza de los medios financieros de Alemania retrocedió en enero, debido precisamente a las preocupaciones por la economìa china, según un informe publicado el martes.
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