Las burbujas que explotaron, las que explotarán y la irracionalidad financiera dicen que
estamos ante uno de esos momentos en que hay cambio en protagonistas. Está claro que
hay dos mundos económicos divergentes. Un mundo que rescata a sus banqueros con
cifras siderales a expensas del pueblo contribuyente y del crecimiento económico. Otro
mundo, que como ya sufrió esa práctica, ahora utiliza el dinero público para estimular el
crecimiento económico: un mundo posterior.
El primer mundo se caracteriza por: a) la falta de control en sus servicios financieros, b)
deuda pública superior al PIB. c) bajo crecimiento y creciente desempleo, d) reservas
decrecientes o nulas, e) exportación de capitales y de empleo, f) gran importancia de los
servicios en el PIB. g) excelente tecnología e infraestructura, h) agricultura subsidiada, i)
erosión demográfica, g) salarios altos y vida cara.
El segundo mundo se caracteriza por: a) control racional de servicios financieros, b)
deuda pública muy inferior al PIB, c) expansión económica, d) reservas crecientes, e)
importación de empleo calificado y de capitales, f) mayor participación del sector industrial
en el PIB. g) nivel de tecnología e infraestructura muy desigual, h) agricultura no
subsidiada, i) ventaja demográfica, g) salarios bajos y desiguales.
La crisis económica mundial desatada por el modelo del primer mundo hace inevitable un
alejamiento del modelo y la doctrina económica que causó el fracaso. La consecuencia es
necesariamente un cambio del equilibrio económico y político entre los protagonistas. Eso
es algo que debe suceder de manera gradual y pacífica, sin prepotencia militar, porque
ese género de rivalidad causó dos guerras mundiales, que ganaron otros, y que. con la
presente capacidad para destruir en un instante quedarían pocos y todos perdedores.
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