La economía especulativa danza al ritmo de los teclados la ilusión de crear dinero. Un
dinero electrónico que a dedazos hace
subir el precio de valores cotizados en
bolsas. Precios que se inflan mientras
soplan las compras hasta que explotan
como burbujas cuando las compras
cesan. En el año 2008 explotaron
cuatro burbujas:
1. La burbuja de materias primas y
alimentos, cuya muestra fue la llamada
« crisis de la tortilla » en México, que
es lugar para experimentar fechorías.
Las dos empresas que compran el
maíz exportaron la cosecha, el precio
subió súbitamente, re-importaron y vendieron al nuevo precio. Del mismo modo súbito,
subieron mundialmente los precios del maíz, el petróleo y los cereales, sin aumento de
consumo o menor producción. Por los cereales se culpo la producción de agro-
combustibles, sin que hubiese aumentado. Los precios bajaron de pronto y nadie dio
explicaciones.
2. La burbuja inmobiliaria, donde los precios subían estimulados por préstamos fáciles
respaldados por hipotecas sobre bienes de un valor inferior. Las hipotecas se empaquetan
juntas y se venden etiquetadas como "Sub-Prime Mortages" (Hipotecas Sub-Optimas) en
lugar de llamarlas basura. Los principales clientes de esos « productos » son bancos.
3. La burbuja de las bolsas, donde los valores suben y bajan sin que hayan mayores
inversiones ni mayores dividendos. Siguen los movimientos de cifras colosales que, por
ser mucho mayores que las de la economía real, solo pueden circular en ámbitos
virtuales.
4. Burbujas en el cambio de las divisas, donde las monedas suben y bajan sin que haya
cambio en las cifras macro-económicas de los países.
Con la explosión de esas burbujas, el Dólar entró en crisis y su valor fue cuesta abajo. La
gran prensa inició entonces una campaña contra el Euro, ayudada por declaraciones de
los políticos del "establishment" europeo y de los organismos financieros internacionales.
Se habla del Euro en crisis por la deuda pública de algunos países que son parte de la
Euro-zona. La deuda pública se desequilibró enormemente porque los gobiernos pagaron
el « rescate » de sus bancos privados nacionales. Esa deuda que no es obra de un
desajuste económico interno; es obra de la
estupidez o la deshonestidad de quienes
hicieron prestamos riesgosos, estimulados
con premios por la expansión de la cifra de
negocios. Premios que nadie les reclama
cuando cayeron los negocios.
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