La crisis financiera esta lejos de haber pasado y basta mirar los titulares para enterarse. El
año 2008 vimos lo que muchos venían por años pronosticando. La solución de pagar las
deudas de los bancos con dinero público y dejarlos en manos de quienes los quebraron,
es inmoral y – como diría Talleyrand – es algo peor, un error. Un error que debiera ser
delito, porque los gobiernos pueden responder sólo por los pasivos nacionales, visto que
su deber de vigilar puede ejercerse sólo en el ámbito nacional.
La fantasía monetaria que sin respaldo circula en las bolsas, deberá seguir su destino y
desvanecerse como vino, en el aire. Eso hará quebrar muchas entidades financieras, pero es el destino que la economía de mercado dictó para los empresas ineficientes.
Los
rescates prolongan la agonía y dan tiempo de parasitar la economía real. Una economía
real que no está enferma, lo que sufre es un contagio inducido por la clase política esclava
de los dueños del sector financiero especulativo.
El comercio mundial no tiene problemas propios, la amenaza viene de ese mundo paralelo
que fluye desligado del mundo del trabajo, la producción y del comercio. Un mundo que
juega con cifras inventadas que son varias veces superiores a la economía real y que esta
no podrá jamás absorber, pero que estimulan la especulación, interfieren con la realidad y
la distorsionan.
Europa tiene más que nunca la capacidad técnica para mantener su nivel competitivo y
una población que garantiza su consumo. La economía europea y la estadounidense son
diferentes.
La europea se basa en el ahorro. La estadounidense se basa en el crédito. La
europea es exportadora, la estadounidense sufre un déficit comercial crónico, que cubre
con la emisión de bonos del tesoro inorgánicos. La crisis que estamos viviendo es una
consecuencia cumuiativa de ese fenómeno parasitario.
Otra causa importante del contagio a Europa de la crisis financiera es el haber importado y
asumido, con el pretexto de homogenizar la legislación financiera europea, las normas
inglesas y norteamericanas que dejan plena libertad a la codicia de los banqueros. Lo
demuestra el hecho de que la crisis la sufrieron menos los países que mejor controlan sus
bancos: Argentina, Brasil, China, Suecia, et al. Lo sucedido no habría tenido lugar con las
legislaciones financieras autóctonas, de origen europeo.
El remedio para Europa y España no es un más de lo mismo, es otra política, una donde
se recuerde que Economía (Oíkos=casa: ia=cualidad) significa administrar la casa propia
con calidad para todos sus habitantes.