La corrupción, que alcanzó públicamente hace poco las más altas esferas políticas de Chile y Brasil, debe erradicarse de raíz o alejará a los inversores interesados en América Latina, que necesita una inyección de capital para volver a dinamizar su crecimiento.
“Las instituciones están perdiendo su brillo, la calidad que deberían tener”, advirtió Eduardo Leite, presidente del comité ejecutivo del gabinete internacional de abogados Baker & McKenzie. “Las buenas políticas dependen de que se tenga a los líderes correctos. Se trata de liderazgo y talento, no de instituciones. Se trata de ética y de la forma en que nos gobernamos a nosotros mismos”, añadió.
La popularidad de la presidenta de Chile, Michelle Bachelet, se desplomó este mes a su mínimo histórico a raíz de un millonario negocio inmobiliario que concretó su hijo mayor, Sebastián Dávalos, ahora acusado de “uso de información privilegiada”y “tráfico de influencias”. A esto se suman financiamientos ilegales de campañas políticas que involucran a dos de los más importantes grupos económicos del país, Penta y la minera Soquimich.
Tras rumores de una renuncia al cargo, la mandataria de Chile —considerado uno de los países menos corruptos de Latinoamérica— presentó un paquete de medidas anticorrupción para sortear la crisis, incluida una renovación en su gabinete.
Señales. En Brasil, la petrolera estatal Petrobras también enfrenta una crisis tras la develación de una red de corrupción que durante una década asoció a políticos, directivos y empresarios de primer nivel para desviar fondos públicos con el objetivo de financiar partidos del oficialismo y engrosar fortunas personales. Esa maquinaria de corrupción, que implica al partido de la presidenta Dilma Rousseff, llegó a mover unos $us 4.000 millones, según la Policía.
Con una popularidad por el piso, Rousseff batalla para dar un golpe de timón en el rumbo de la economía de su país, la primera de América Latina, que apenas creció 0,1% en 2014 y completó su cuarto año consecutivo de magra expansión. Así, propuso un plan de ajuste al Congreso y planea una agresiva estrategia para ampliar su comercio exterior y atraer inversiones, sobre todo en infraestructura. Pero, “mientras la legislación no se modernice, se regule y entre en vigor, habrá cierta inestabilidad en el progreso” de la región, sostuvo Leite.
Para los inversores, “el marco legal, la estabilidad, la predictibilidad y la planeación a largo plazo son absolutamente cruciales”, sobre todo para inversiones de largo plazo, coincidió José Ignacio Sánchez Galán, presidente de eléctrica española Iberdrola. El empresario calcula que en los próximos 25 años, la demanda de energía eléctrica en la región se multiplicará por cuatro, lo que requiere inyectar al sistema “enormes montos de inversión” que serán redituables 20 o 40 años después.
“La corrupción es un asunto de orden, a veces, cultural. Es un flagelo de nuestras sociedades, especialmente latinoamericanas” y tomará mucho tiempo erradicarla, dijo el presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, cuyo gobierno también enfrenta escándalos de corrupción y la colusión de autoridades con el crimen organizado. Peña Nieto reconoció haber sido “criticado” por este comentario.
Medidas. “Robar es inaceptable (...) ve y dile a tu abuela sobre (el fraude) que vas a hacer y publícalo en los periódicos, y así verás si es culturalmente aceptable o no”, dijo Gemma Aiolfi, del Instituto de Gobernabilidad de Basilea. La corrupción, subrayó, no es un fenómeno exclusivo de Latinoamérica, y los gobiernos no deben “esconderse” en excusas para solucionarlo.
A finales de 2014, el Gobierno mexicano tuvo que dar marcha atrás a la concesión a un consorcio chino de una obra ferroviaria, que se había logrado a través de una controvertida licitación; al poco tiempo, se supo que la primera dama de México, Angélica Rivera, adquirió meses antes de la victoria electoral de Peña Nieto una mansión de $us 4 millones a un importante contratista gubernamental.
A esto se suma la trágica desaparición y presumible masacre de 43 estudiantes a manos de policías coludidos con narcotraficantes, lo que generó masivas protestas en el país y fuertes cuestionamientos por parte de la comunidad internacional.
La corrupción es un problema “social, económico, divisivo y dañino”, que afecta tanto al sector privado como al público, impidiendo que se instale la confianza necesaria para crear inversiones y desarrollo, resumió Aiolfi.
El perjuicio fue de $us 22.479 mm
México
El año pasado, la corrupción le costó a México unos 341.000 millones de pesos (aproximadamente $us 22.479 millones) en 2014, según el presidente de la Comisión de Vigilancia de la Auditoría Superior de la Federación, Erwin Francisco Arriola.
Impacto
El cálculo tiene como base “un indicador del Fondo Monetario Internacional, que establece que un aumento del 10% del producto interno bruto en la corrupción genera una pérdida de 2% en el crecimiento del PIB”, sostuvo el especialista. EFE