miércoles, 31 de octubre de 2012

Un bloque regional recargado - I

En un contexto de crisis mundial y políticas proteccionistas, la integración de Venezuela al Mercosur se presenta como una nueva salvaguarda. El nuevo panorama regional, la relación bilateral y las perspectivas del bloque. 
Con el ingreso de Venezuela como miembro de pleno derecho, el Mercosur se convirtió esta semana en la quinta potencia del mundo. Con ese balance, la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff graficó la importancia de una cumbre realizada esta semana en Brasilia, en la que participaron los presidentes de todos los países del bloque –con excepción de Paraguay, que se encuentra suspendido luego de la interrupción del gobierno de Fernando Lugo–. En el mismo sentido, Cristina Kirchner destacó que “la incorporación de Venezuela cierra definitivamente la ecuación de lo que va a ser este siglo veintiuno: energía, minerales, alimentos y ciencia y tecnología”. En esta entrevista, el politólogo e investigador principal del Conicet, Atilio Boron destaca que se agregó a un nuevo socio con un producto bruto estimado por el World Economic Outlook del FMI en 397.000 millones de dólares. Es decir, se agrega una economía de un tamaño ligeramente superior a la de Suecia. “El Mercosur agrandado cuenta, ahora, con un producto interno bruto total de 3.635.000 millones de dólares, lo que lo convierte en la quinta economía del mundo; sólo superado por Estados Unidos, China, India y Japón, y claramente por encima de la locomotora europea, Alemania, y por encima de Francia.” 
–Usted ha seguido muy de cerca todo el proceso del Mercosur, y me gustaría conocer su balance actual... –Lo del Mercosur es importantísimo. Ojalá que se le preste la atención que merece a lo ocurrido esta semana. Con la incorporación de Venezuela tenemos un espacio económico unificado con un grado de equilibrio que no existe en ninguna otra parte del mundo. Si uno mira la Unión Europea, que siempre nos la ponen como el paradigma a imitar, se trata de una unión de países desiguales, como lo son también los del Mercosur, pero con un talón de Aquiles fundamenta que el Mercosur no tienel: la cuestión energética. Cuando uno mira la experiencia del Mercosur, especialmente el de ahora, grande, ampliado, encuentra un equilibrio extraordinario. El Mercosur sumó a la primera potencia petrolera del mundo. Y cuando digo esto no es una hipérbole; simplemente, me remito a lo que indica el último anuario publicado por la Opep. Según el organismo, la evaluación de las reservas certificadas de Venezuela y de los distintos productores, indica que a partir de 2010 Venezuela desplazó a Arabia Saudita, país que durante treinta años fue el líder indiscutido. Entonces, tener en un espacio económico suramericano a la primera potencia petrolera de la tierra, a países como la Argentina y Brasil, que son productores de grandes excedentes alimentarios, y que además en algunas ramas industriales son competitivos a nivel internacional, es de una enorme importancia. Todo esto, sumado a dos pequeños países que también aportan lo suyo en materia de alimentos, habla de un espacio que puede resistir los embates de la crisis internacional. En síntesis: un espacio económico muy integrado, muy equilibrado como para afrontar las tendencias proteccionistas del norte. Tenemos todo lo necesario: petróleo, gas, electricidad, energía hidroeléctrica, industria, alimentación y agua, en un mundo sediento de petróleo y agua. En segundo lugar, la ampliación del Mercosur implica la creación de un espacio económico desde Tierra del Fuego hasta el Mar Caribe. Esto da pie a una serie de iniciativas y de esfuerzos de integración física que cobran un viso de realidad que no hubieran tenido sin la incorporación de Venezuela… 

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